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Es difícil dimensionar la posibilidad de pelear por agua, especialmente en un país donde la disponibilidad es muy alta.
En la zona del Pilcomayo, la carencia extrema de agua llegó a niveles pocas veces visto: animales silvestres, ganado y personas disputan lo poco que tienen al alcance.
Las sequías son cíclicas y en los últimos 30 años se observaron varias que estuvieron relacionadas con la carestía del Pilcomayo.
Como antecedente se puede mencionar que en agosto de 2001 se registró una mortandad de yacarés en los alrededores de Gral. Díaz.
En aquella oportunidad inclusive se otorgó permiso de caza a aquellos que ya estaban condenados a morir.
Esta situación se registró en un sitio puntual, que era la laguna que rodea el establecimiento del señor Líder González.
A diferencia de aquella vez, hoy tenemos un problema que afecta a buena parte del curso por donde se escurre hoy día el Pilcomayo, en una extensión de 700 kilómetros entre su conexión con el canal paraguayo y fortín Caballero.
No hablamos de un punto crítico por la sequía. A lo largo de 700 kilómetros se sucede una realidad similar: animales silvestres y ganado en riesgo de muerte.
Y lo peor es que hasta diciembre prácticamente no existen opciones para disponer de agua, en el supuesto que los trabajos de la Comisión Nacional del Pilcomayo tengan inicio hoy mismo.
Desesperación por el agua
En Agropil, pequeños productores ganaderos están desesperados por contar con agua. Corren el riesgo de perder absolutamente todo si no cuentan con un pozo profundo en los próximos días.
No estamos hablando de productores poderosos, sino de aquellos que apenas tienen para sostener la vida diaria.
Calixto Centurión, uno de los afectados, dijo: “Necesitamos dos pozos para que nuestros animales no terminen de morir”.
Agregó: “Somos varios los vecinos que estamos en los alrededores de la laguna de Agropil, pero aquí ya no hay agua, solo barro”.
Insistió diciendo: “Todo lo que tenemos está aquí y necesitamos desesperadamente ayuda para contar con los pozos de agua”.
Se intentaron abrir pozos de 12 o 15 metros, pero el agua que se extrae es salada, imposible de consumir. “Tiene que ser profundo porque el agua tiene un alto contenido de sulfuro y no se puede utilizar”.
Misma situación con las personas
En algunos sitios, como los alrededores de Línea 32, al sur de Gral. Díaz, las personas tendrán el mismo panorama de falta de agua en las próximas semanas.
Los animales silvestres ingresan en los tajamares y terminan por convertir la reserva de agua en un lodazal.
Y diciembre que se tiene cada vez más lejos con la lluvia.
roque@abc.com.py