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Cada país es libre en sus decisiones, pero es bueno que en Paraguay se sepa que las retenciones aplicadas a las exportaciones de granos generan desconfianza, desestimulan la producción por la distorsión del precio y afectan también a las industrias, tal como ocurrió en la Argentina, según dijo ayer Sebastián Senesi, especialista de la Universidad de Buenos Aires, durante su ponencia en el pabellón de la UIP. El mismo disertó sobre innovación agrícola e industrial como factores del desarrollo económico, en una conferencia organizada por la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
Admitió, sin embargo, que los efectos económicos negativos que causaron las retenciones a los granos en la Argentina, fueron favorables para el Paraguay, porque en ese tiempo se potenció la inversión industrial en el sector de la soja de nuestro país.
Propuso que a nivel del Gobierno se establezcan medidas que valoren a la cadena agrícola en su conjunto, con miras a generar confianza, previsivibilidad y estimular la inversión.
También dijo que desde hace algunos años las grandes empresas semilleras no están introduciendo nuevos eventos biotecnológicos a nivel comercial, ni nuevas tecnologías, lo que mantiene estancado el nivel de productividad nacional de la producción.
Informó que en Argentina se está discutiendo una normativa semillera, que podría garantizar el pago por las herramientas generadas con la investigación científica, como son los eventos transgénicos.
Explicó que los cobros por los mismos se realizan al pagar por la bolsa de semilla, pero para las posteriores siembras los agricultores ya no vuelven a comprar las simientes de las empresas sino que hacen reserva de granos de su propio cultivo.
Entonces, la discusión está en la legalidad de dicho acto, considerado por un sector como de “piratear” el uso de las herramientas generadas con la investigación, que requirió multimillonaria inversión de las semilleras.