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El plan “primera vivienda”, que establece ciertas flexibilidades para el acceso, fue lanzado como prueba a finales del 2014 con un fondeo de G. 129.000 millones y culminó a mediados de este año. En ese tiempo se beneficiaron 770 solicitantes para construcción y/o compra de la unidad habitacional. El principal atractivo fueron las tasas blandas del 4,78% para los bancos, que llegaban hasta un máximo de 8% para el prestatario final.
A diferencia del programa piloto que estaba dirigido únicamente a asalariados, esta vez la institución analiza la posibilidad de incluir a profesionales independientes y a microempresarios que tengan forma de demostrar sus ingresos. Esto considerando que en nuestro país hay un gran número de ciudadanos que se encuentran en esa franja y que tienen condiciones para asumir ese riesgo.
Además de las novedades mencionadas, se estudia la posibilidad de aumentar el rango de ingresos del solicitante, que ahora está entre 1 y 5 salarios mínimos. Esto en función al monto máximo permitido, que también se quiere elevar a 260 salarios mínimos, poco más de G. 460 millones (hasta ahora, el monto global máximo es de G. 350 millones).