AEC del Mercosur, una “figura decorativa”

En el campo económico, después de 25 años, el Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur no pasa de ser una figura decorativa, sin aplicación en los países miembros, sostiene Fernando Masi, analista del Centro de Análisis y Discusión de la Economía Paraguaya (Cadep). Fue al referirse a las expresiones del ministro de Economía del Uruguay, Danilo Astori, quien dijo que el Mercosur sufre una crisis institucional, calificación que puede ser interpretada en el campo económico y en su dimensión política.

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Según Masi, lo mismo acontece con la armonización de normativas, de manera que no se puede hablar hoy de política comercial común en el bloque. Tampoco se ha logrado avanzar en la armonización macroeconómica, a pesar de que los países del Mercosur practican políticas macro mucho más maduras luego de las crisis económicas de 1999 (devaluación del real) y 2002 (fin de la paridad cambiaria argentina), destacó.

En definitiva, “el Mercosur no es una unión aduanera imperfecta o una unión aduanera parcial como algunos gustan llamarlo. Es, simplemente, un área de libre comercio con muchas limitaciones porque la falta de armonización normativa hace que el comercio entre los socios enfrente constantes trabas para arancelarias. Así, paradójicamente, el Mercosur es un área de libre comercio con muchas dificultades para la creación de comercio”, expresó.

Masi también observa que a todo esto se agrega el hecho de que Venezuela, nuevo miembro del Mercosur, presenta un manejo económico muy desordenado que es incompatible con el proceso de integración.

Merma de credibilidad

En el campo político, Masi entiende que los acontecimientos de los últimos años en Paraguay, Venezuela y Brasil han restado credibilidad a la institucionalidad democrática del Mercosur. Si en los años noventa el Mercosur fue un actor clave para impedir la ruptura del proceso de transición democrática en el Paraguay, ya no pudo serlo en 2012. A la suspensión de Paraguay en el Mercosur, siguió la entrada de Venezuela en condiciones de dudosa legalidad.

El experto concluye que los socios del Mercosur deben repensar la integración regional y tener la audacia política de realizar los cambios que son necesarios para que el bloque funcione de un modo más realista. Pero mientras persistan los desarreglos políticos y económicos en Brasil y Venezuela, el Mercosur seguirá quedando sin agenda y hasta sin presidencia pro témpore.

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