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“Pero si además de muchos (hoteles) al mismo tiempo y en la misma zona, las tres cuartas partes de las nuevas habitaciones corresponden al esquema de condohotel, la situación podría ser más complicada, como ocurrió en otras ciudades de la región y hace poco tiempo en Miami”, indica. Y explica que en esa ciudad estadounidense se abusó de la modalidad citada para captar pequeños inversores latinoamericanos una vez que los tradicionales condominios de departamentos se hacían menos atractivos o se reducía el margen del negocio.
“Cuando el desafío del desarrollador deja de ser el negocio hotelero, que implica invertir enormes sumas para recuperarlas a lo largo de muchos años, y pasar a ser la venta de cuartos como si se tratara de metros cuadrados muy caros de departamento, con un compromiso no exigible de renta, el mercado corre riesgos de pasarse de revoluciones”, afirma. Y añade que “el racional del inversor individual no es igual al de un empresario. Cuando las consecuencias se hagan sentir, se pueden dar situaciones de conflicto entre condóminos, pérdida de valor de la inversión y una degradación de los precios del mercado ante la necesidad de cubrir los costos de estos señores resignados”.
Para Pato, esto no es futurología pesimista, sino lo que pasó en todos los mercados donde se abusó del esquema de condohoteles. “Y no significa que ocurrirá de la misma forma en Asunción, pero habiendo por lo menos 500 unidades en desarrollo, es conveniente estar atentos, ya que las consecuencias no solo alcanzarían a los inversores, sino al mercado hotelero en general y puede terminar en una guerra de tarifas, que degrade la oferta y desaliente la actualización de lo existente”, apunta.
En este último punto coincide con César Benítez, presidente de la Asociación Industrial de Hoteleros del Paraguay (AIHPy), que comenta sobre su preocupación de una “guerra de precios” que pueda darse entre los hoteles nuevos y los que ya están en el mercado actualmente.
Por su parte, Víctor González Acosta, presidente del Sheraton Asunción y del proyecto Aloft Hotel, manifiesta su interés en que exista una regulación para el rubro hotelero, ya que según indica, cuando un país emerge en el mundo como una opción de negocio inmobiliario, para asegurar la salud del mercado y evitar todo tipo de distorsión se debe hacer lo mismo que con las financieras, a las que se les exige que cumplan con un requisito antes de iniciar sus operaciones. Para la ministra de Turismo, Liz Cramer, la apertura de nuevos hoteles internacionales significa confianza en el país.