5 preguntas a Paola Antonelli

Arquitecta egresada del Politécnico de Milán, Paola Antonelli fue disertante en la Universidad de California en Los Ángeles y en la Facultad de Diseño de Harvard. Desde 1994 es curadora sénior del departamento de Arquitectura y Diseño del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), y una de las 25 pensadoras más incisivas en el mundo del diseño, según la revista Time. Ha escrito dos libros: Objects of Design (2003) y Humble Masterpieces: Everyday Marvels of Design (2005).

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1. En varias entrevistas, usted ha dicho que su misión es difundir el papel crucial que tiene el diseño en todos los ámbitos. ¿Cuál es exactamente ese papel?

El diseño es una parte esencial del quehacer humano, que incluye la cultura, los negocios, la ciencia y la vida cotidiana. Paradójicamente, sin embargo, nadie sabe dónde ubicarlo como disciplina. El New York Times tiene críticos de teatro, danza y cine, entre otras ramas de la cultura, pero no tiene un crítico de diseño. Hace poco integré un panel en el que participaban científicos renombrados, investigadores en neurología y algunos Premios Nobel. Cuando yo hablaba de diseño pensaban que me refería a la decoración de interiores; no entendían por qué estaba en el panel. Es cierto que en algunos países, como Italia, el Reino Unido, Holanda y Japón, el diseño forma parte de la cultura. Otros, como Corea y Singapur, lo consideran una fuerza impulsora del crecimiento económico. Pero la mayoría no lo reconoce como una disciplina importante. Todo lo que producimos, exportamos y negociamos tiene que ver con el diseño. Al hablar de diseño solemos pensar en Apple, sin tener en cuenta que también es esencial en empresas como Campari, Olivetti y AEG, entre muchas otras. Es fundamental para la imagen, el branding y, en última instancia, los resultados. Los diseñadores les dan vida a las revoluciones científi cas y tecnológicas. En sus días iniciales, por ejemplo, internet era una pantalla negra con líneas de texto verdes o grises. Había que ser programador o experto en código para responder un e-mail. No era fácil navegarla hasta que llegaron los diseñadores de la interfaz Mosaic, incluso antes de Tim Berners-Lee y su invención de la World Wide Web, y crearon una capa intermedia entre la máquina y las personas; la interfaz gráfica con botones y ventanas. Sin diseñadores, internet solo podría ser usada por expertos. Gracias a ellos, está al alcance de todos. Los diseñadores cumplen un rol fundamental en todas las invenciones: desde los trenes hasta los hornos de microondas. El MOMA siempre ha hado un lugar preponderante al diseño, junto con la pintura, la escultura, el dibujo o los libros ilustrados, aun cuando era una disciplina joven a principios del siglo XX.

2. Si los hombres han diseñado cosas desde épocas inmemoriales, ¿por qué se considera que el diseño era una disciplina joven en el siglo XX?

Es verdad que en la antigüedad los hombres creaban herramientas para cazar animales y trabajar los campos. Crear cosas es parte de la vida y de la historia, pero se considera que el diseño nació con la Revolución Industrial, y la profesión de diseñador mucho más tarde, a mediados del siglo XX, con Raymond Loewy, Charles y Ray Eames. Claro que hubo otros antes, como Marcello Nizzoli, el gran diseñador de la mayoría de las máquinas de escribir Olivetti antes de la Segunda Guerra Mundial; o los shakers, una comunidad religiosa que diseñó en Estados Unidos algunos de los mejores muebles. Sin embargo, fuera del ámbito de la arquitectura no ocupó un lugar destacado hasta 1950.

3. En el MOMA, ¿cómo se eligen los objetos que integrarán una exposición?

Al hablar de diseño, por lo general se piensa en sillas, automóviles y piezas gráficas, pero es mucho más que eso. En el MOMA intentamos que la gente amplíe su manera de entender el diseño. Por un lado, tenemos exhibiciones temporarias, que giran en torno de una idea, como el diseño en la ciencia o en las comunicaciones, y en ellas mostramos objetos relacionados con esa idea. Las exhibiciones cuentan una historia. La colección, en cambio, no cubre un tema específico, sino todo el diseño en la modernidad. Los objetos que la integran deben tener un significado estético y funcional. En los últimos años, por ejemplo, incluimos tipografías y el símbolo @.

4. ¿Cómo se reconoce un buen diseño?

Mi papel como curadora del MOMA no es decirles a las personas qué cosas tienen un buen diseño, sino ayudarlas a entender que pueden discernirlo por sí mismas. El diseño no es del ámbito exclusivo de los expertos. A diferencia de las obras de arte, que a veces son muy complejas y es necesaria una descripción detallada para entenderlas, el diseño se interpreta a simple vista. A veces, el éxito comercial es revelador. No es una condición para el buen diseño, pero es un indicador. Por otra parte, hay que tener en cuenta que hay muchos clichés, como el que dice que la forma es consecuencia de la funcionalidad; que primero se tiene en cuenta la función, y luego la apariencia. En el caso de los automóviles, por ejemplo, la funcionalidad era equivalente a traslado, rapidez y comodidad; hoy, incluye además una dimensión emocional. Dicho de otro modo, el significado es tan importante como las funciones que desempeña el vehículo. Queremos objetos que tengan un significado, una presencia, y que nos transmitan una emoción. Es mucho más fácil comunicar un pensamiento o datos complejos con un diseño emotivo, que no solo apele al intelecto, sino también a la reacción emocional. Las marcas más interesantes son las que transmiten cierta personalidad. La primera en entenderlo fue MTV. Google, por su parte, cambió la manera de presentar su logo y lo modifica todos los días.

5. En los últimos años se puso de moda el “pensamiento de diseño” en las empresas. ¿Qué tiene de particular?

El método de los diseñadores, que se aplica en cuestiones sociales, políticas, e incluso medicinales, está basado en el uso de prototipos y en la construcción de escenarios. El ejemplo clásico es la fabricación de objetos: si una empresa quiere inventar una nueva silla de plástico, el primer paso es crear un modelo en otro material, más barato, y comprobar cómo se apoya y sostiene el peso. Luego, a partir de ese modelo, se fabrica el prototipo en plástico. Y si el resultado es el esperado, la empresa invierte en la fabricación masiva. La misma metodología puede usarse en la creación de estrategias empresariales o políticas. Supongamos, por ejemplo, que un municipio con una alta tasa de diabetes entre sus habitantes quiere crear un nuevo sistema de cuidado de la salud, y entonces traza un plan que contempla testear a los niños por los signos de la enfermedad. La metodología de diseño funcionaría así: primero, describir cómo funcionaría ese plan. Segundo, crear el prototipo, que puede ser un video o una animación con las pruebas a niños de tres años. Ver una animación o video permite insertar la dimensión humana desde muy temprano en el desarrollo de una estrategia, y advertir cosas que antes no se percibían. En este ejemplo hipotético podría apreciarse la dificultad de hacer pruebas a niños pequeños, y la necesidad de buscar una alternativa. Los diseñadores son expertos en observar a la gente en su vida cotidiana, y esa es la razón por la cual cada vez más empresas los contratan en niveles jerárquicos. Los casos más conocidos son los de Johnson & Johnson, GE y Procter&Gamble. © Gestión

Fuente HSM Group www.wobi.com

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