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De acuerdo con los registros de la entidad, tanto los que mensualmente suben a su página web sus oficinas paraguayas, así como las que en el mismo lapso publica el Viceministerio de Minas y Energía, el bajón es inquietante, pero nada dicen de sus posibles causas.
No obstante, por deducción puede imputarse esta disminución a la casi paralización del aparato económico nacional desde marzo pasado debido a la campaña de atenuación de los efectos del covid-19.
Según el BCP, la tasa interanual del Producto Interno Bruto de nuestro país arrojaba una tasa negativa del 1% en marzo pasado, que la exportación cayó en abril un 50% y que la retracción estimada de todo el ejercicio 2020 es 2,5%.
El último material informativo de Itaipú sobre el perfil energético de la entidad –abril de 2020– destaca que suministró a la ANDE 1112 GWh (1 GWh = 1.000 MWh), en tanto que en el primer mes de este año le proveyó 1.697 GWh.
A su turno, el Viceministerio de Minas y Energía señala que el consumo del SIN en enero fue de 1.844,4 GWh y en abril 1.238,6 GWh, o sea de 605,8 GWh menos.
En lo concerniente a la generación mensual de la central paraguayo-brasileña, de acuerdo con sus informativos mensuales, en enero fue 8.176 GWh, en tanto que en abril último se redujo a 5.027 GWh.
El material de referencia tampoco especifica la causa de esta menor producción pero, también en este caso, la inserción de estos datos en el marco de la actual coyuntura que atraviesa la binacional permite estimar las causas: el histórico estiaje que castiga al río Paraná, inclusive desde al año pasado, y la reducción de la demanda, no solo de nuestro SIN, sino también del brasileño, igualmente vapuleado por la letal expansión del coronavirus.
Desde esta perspectiva, de la cual observamos que las fuertes rachas del covid-19 aún castigan los alicaídos guarismos de la economía nacional, se percibe que otra amenaza se perfila: las eventuales implicancias de la nueva Carta Convenio firmada entre Itaipú y ANDE, ante la sonrisa complaciente de Eletrobras, el 13 de diciembre de 2019, la que en la práctica puede transformarse en otro tarifazo, como el de marzo de 2017, porque obliga a la estatal a contratar mayor cantidad de potencia garantizada y, por ende de energía garantizada, y menos de la adicional, o de la energía barata.
El 35% más entre 2019 y el 2022
La Carta convenio del 13 de diciembre de 2019 fue firmada entre Itaipú, ANDE y Eletrobras. Su propósito es el suministro de energía en el período comprendido entre 2019 y el 2022.
Debe apuntarse que este año, de acuerdo con este documento, la empresa eléctrica estatal deberá contratar 1.485 MW, 10,8% más que el año pasado; 1.635 MW en 2021, 10,10% más que este año y 1.810 MW en 2022, 10,70% más que en 2021.
Si tomamos el lapso 2019/2022 concluiremos que la estatal paraguaya deberá contratar de Itaipú 35,1% más. En otras palabras, con esta carta convenio, la ANDE deberá contratar más energía cara y menos de la barata o adicional o superior a la garantizada.