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Muchas veces cuando se explica técnicamente la utilidad de los abonos verdes no siempre es comprendida por los productores y le dan poco valor e importancia. Ahora estamos en la parte final para la siembra (avena negra + nabo), junio ya no se recomienda, señaló el ingeniero Moriya.
“Nosotros recomendamos sembrar 100 kilogramos de semilla de avena negra por hectárea en esta época final de siembra. Suponiendo que el costo de semilla sea de G. 2.000 a G. 2.500 el kg, alcanzaría G. 200.000 a G. 250.000, y si el precio de la semilla de nabo está en G. 4.000 el kg distribuida en 6 kg por hectárea, alcanzaría G. 24.000. El gasto del productor sumaría unos G. 274.000 y algo más, y se lograría en 3 meses un suelo con suficiente cobertura para su desecación correspondiente para el cultivo de verano”, dijo nuestro entrevistado.
El ingeniero siguió explicando, “ahora, hagamos cuenta de que no sembramos ningún abono verde, dejamos enmalezar la parcela y al llegar a finales de agosto o mediados de setiembre, solo para eliminar todas las malezas (malezas resistentes a glifosato, gramíneas matosas) y poner en condiciones el terreno se necesitará de una rastroneada pesada y hasta dos rastras livianas que al productor le costará entre G. 250.000 a G. 300.000 la pasada, o sea G. 750.000 a G. 900.000 o más , sumando casi un millón de guaraníes y con un alto índice de remoción perjudicial de su suelo.
Diferencia
Entonces, si se apuesta al uso de abonos verdes se gastarán unos G. 300.000 por hectárea y en 3 meses tendrá un suelo en mejores condiciones para recibir un cultivo, con cobertura de suelo, mayor contenido de humedad, menor cantidad de malezas y mayor potencial productivo, mientras que si no lo hace, luego de tres meses gastará casi G. 1.000.000 o más solo en preparación de suelo, lo que hace una diferencia de G. 600.000 a favor del productor que aposto a los abonos verdes y a la siembra directa, y esto hablando de productores de pequeña escala.