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SAPUCÁI, Dpto. de Paraguarí (Emilce Ramírez, de nuestra redacción regional). Se cuenta con una zorra y una locomotora que pueden ser acondicionadas para que los turistas realicen un recorrido de aventura en las inmediaciones de los talleres del ferrocarril.
En el 2011, el Centro de Industriales Metalúrgicos del Paraguay (CIME) había entregado a Fepasa los trabajos de restauración llevados a cabo en el antiguo taller del tren Sapucái y que demandó unos G. 600 millones. En dicha ocasión, el entonces titular del gremio de industriales metalúrgicos, Ramiro Vargas Peña, al entregar los trabajos de restauración y puesta en funcionamiento de la caldera a vapor y las maquinarias utilizadas en el taller de la ex estación del tren, había pedido a las autoridades locales, nacionales y departamentales ser la “locomotora” del país que necesita de gente que estira, que trabaja, gente patriota que impulsa el desarrollo.
Sin embargo, dichas expresiones quedaron en el olvido, porque la intención que tenían estos profesionales de la metalúrgica era la de replicar el encendido de las calderas cada dos meses, a fin de incrementar la actividad turística y generar posibilidades laborales para los pobladores de la zona. Pero lastimosamente, esto quedó en el olvido. En el lugar trabajaron más de 500 operarios en su época de esplendor; hoy quedan menos de seis obreros.
Los empleados de Fepasa accedieron a hablar tímidamente, pero resguardando su identidad por temor a represalias. Contaron que no pueden hacer funcionar la caldera cada fin de semana porque precisan de mucha cantidad de agua y el pozo que tenían ya no sirve, se debe perforar un nuevo pozo artesiano, además de contar con cantidad de leña y que no poseen los recursos necesarios.
Para los trabajadores, la preocupación de la gente es entendible, porque muchos conocen qué es lo que se tiene en el lugar, el valor de este patrimonio histórico y cultural; de siete locomotoras, si al menos una de ellas se reparara al igual que los rieles del tren, puede ser utilizada para realizar recorrido turístico de unos kilómetros, en las inmediaciones de la ex estación del tren.
La estación del tren, hoy un lugar silencioso, resguarda los talleres donde aún existen varias máquinas y secciones que funcionaban desde 1894 hasta el 2000. También con la ayuda del Gobierno japonés se había habilitado el Museo Vivo de la ex estación ferroviaria, que tiene en su interior los vestigios de un gran movimiento comercial que fue apagándose hasta callar las ruidosas bocinas, calderas, movimiento de gente.
Hasta hoy los turistas llegan al lugar, pero los pobladores coinciden en que se debe mirarlo como un producto turístico potencial, que si es desarrollado va a volver a dar vida a este municipio. El acceso al Museo Vivo y los talleres tiene los siguientes precios: Menores de 18 años, G. 5.000; adultos G. 10.000. Horario, de 08:00 hasta las 16:00.