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Desde el lunes 18 de noviembre último hasta ayer, el nuevo nivel del embalse de Itaipú se encontraba en 217,24 metros sobre el nivel del mar, según el Boletín del Operador Nacional del Sistema Eléctrico del Brasil (ONS). El 16 de octubre pasado, fecha de la primera “flexibilización” del lago artificial, la cota estaba en 219 m, de modo que ya bajó 1 m con 76 cm.
La medida fue adoptada inicialmente por los directores generales, quienes autorizaron que se baja 50 cm y, debido a que la crisis hídrica persiste y a la necesidad de seguir generando energía, el Consejo de Administración del ente autorizó la reducción por debajo de 218,5 msnm, y puede seguir bajando.
Según técnicos, la merma no implica riesgos y que el desembalse es una “operación extraordinaria”, pero transitoria, porque sería como estar “forzando” el motor de un auto. Sin embargo, una inquietud se relaciona con el tiempo de recuperación, más ahora que no hay lluvias en la cuenca del río.
Con el desembalse Itaipú ya habría generado por encima de 600 GWh adicionales, y no 400 GWh como dijo el director Técnico paraguayo de Itaipú, Ing. Luis Valdez. Además, la cuestión de fondo es el reparto de esa energía cuyo costo es de US$ 6/MWh.
Se cree que es un despropósito hacer el reparto según las potencias contratadas (80% Brasil y 20% Paraguay), sabiendo que desde el 2003 la ANDE siempre contrató menos, y que la contratación del 2019 es apenas el 11% del total de la producción. Sostienen que nuestro Gobierno debió negociar algo mejor a cambio de consentir el desembalse, como la solución del “impasse” entre ANDE y Eletrobras.