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–El Gobierno no da señales de que se esté preparando para el 2023…
–Pasa que ni siquiera tenemos política hidroeléctrica para un tema absolutamente de interés nacional como es Itaipú. Tenemos especialistas muy valiosos, pero eso necesita integrarse en una sola formulación político-diplomática, que tiene sus tiempos, sus estilos, sus maneras de proceder, que no pasan por el modelo “Joselo”, del vicepresidente, ni del que ocupa la Presidencia sin ejercerla, tampoco del que dice que no quiere la senaduría, porque lo que quiere es poder. Me refiero a Cartes.
–¿Qué es lo que tiene Paraguay a su favor?
–Después del Tratado de Paz, Amistad y Límites con Bolivia, firmado en 1938, el gobierno paraguayo de la época fue satanizado injustamente, porque aceptó una línea demarcatoria con Bolivia, que no coincidió con el avance de nuestras tropas en la Guerra del Chaco. Paraguay siempre sustentó la tesis de que la victoria militar no da derecho legal y menos de justicia. Antes de la guerra no teníamos delimitada la frontera con Bolivia, sino títulos históricos inobjetables, que los habíamos ido acumulando, y sobre esa base decidimos delimitar algo que convino a ambos países, y gracias a eso desde 1938 no tuvieron un solo roce diplomático.
Hoy (frente a Brasil), tenemos muchos recursos, entre ellos los del Derecho Internacional. Sin embargo, de los 60.000 abogados que hay en el país, solo dos son especialistas en Derecho Internacional Público, y uno de ellos acaba de asumir como consejera de Itaipú, que tiene una tesis doctoral Itaipú.
–¿Y cómo ve la labor del Congreso nacional en este asunto?
–Lamentablemente tenemos un Congreso nacional que no controla, ni a sí mismo ni a los demás poderes de Estado. Allí las grandes peleas se relacionan a porciones minúsculas de poder e influencia para defender a correligionarios corruptos y con problemas. No se debate el interés nacional paraguayo. Eso se ha visto reflejado con la grave crisis (del Acta Bilateral), cuyo “negociador número uno”, Hugo Saguier Caballero, no fue –en realidad– designado por el Paraguay como embajador ante Brasilia, sino fue “ordenado” por Itamaraty, como ha venido ocurriendo con muchos cancilleres, desde Sapena Pastor para adelante.
–¿Qué pretendía conseguir Brasil con “imponerle” a Saguier Caballero como embajador?
–Saguier Caballero es el riñón del neocoloradismo stronista, que en el pasado hizo la entrega de los Saltos del Guairá y después de Itaipú. Entonces, tiene esa concepción de que la represa es la más genial creación de Stroessner, cuando en realidad fue una imposición brasileña.
–¿Y qué pasó con el rol de contralor del Congreso para verificar eso?
–Allí están enfrentados por cuestiones politiqueras. El hecho de que el presidente de la República y el vicepresidente hayan traicionado al Paraguay (con la firma del acta entreguista), y que no hubo consecuencias, nos da la pauta de lo desorganizados, enfrentados y alejados que estamos. En estos momentos estamos en una crisis total de disolución, que es totalmente favorable a Itamaraty.
–¿Por qué ese “terror ancestral” al Brasil?
–Para mí Itamaraty es la continuación histórica del imperialismo colonialista lusitano, aunque el miedo se debe básicamente a que cada funcionario paraguayo sabe que sus jefes están en manos del “sistema itamaratyiense”, que son absolutamente funcionales a los intereses de la política exterior del Brasil, y cualquier postura firme le puede costar el cargo.
–Ahora estamos contrarreloj. ¿Qué hacer ya?
–El problema no es solo del Gobierno, sino también de la ciudadanía. Hay que empezar a debatir sobre esto en serio. El diario ABC Color ha sido la trinchera de este debate históricamente, y ahora hay que buscar fortalecer en la sociedad civil, en los intelectuales, en el Parlamento, en el Ejecutivo, la defensa de aquello que nos pertenece legal y legítimamente, y por derecho natural. La “causa nacional” debe ser algo real, pero me dio pena escucharlo al canciller nacional, Antonio Rivas, y enterarme después de que el técnico en asuntos internacionales de la Cancillería es un ingeniero.
A fomentar la unidad nacional
El Prof. José Luis Simón dijo que frente al desafío del 2023, hay que fomentar la unidad nacional. Hoy no estamos unidos por la pobreza y desigualdad en todo, acotó. “He leído una nota periodística de ABC Color sobre la situación de una comunidad indígena del Chaco paraguayo, que se muere por falta de agua; y, sin embargo, tenemos alguien como (José) Sánchez Tillería que renuncia y se lleva de Itaipú más de US$ 1 millón”.