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Cabe señalar que el Ing. Luis Villordo ya venía insinuando algunas cuestiones que daban la impresión de ser favorables a la posición brasileña, que había presionado a fondo para que el ente local aumente (sin necesidad) la contratación de potencia de Itaipú, de la “energía garantizada” (la más cara), a expensas de los excedentes y de la adicional.
Pero el miércoles de la semana pasada sus declaraciones fueron mucho más claras y directas en ese sentido, en ocasión del acto de entrega de unos 1.000 transformadores de 100 kVA por parte de Itaipú a la ANDE.
Al señalársele que la ANDE, inclusive, no tendría la necesidad de ir a sentarse a negociar con Eletrobras, considerando los acuerdos del 2007, que produjeron el llamado “Instrumento de Compromiso”, que le otorga a Paraguay importantes derechos en cuanto al uso preferente de excedentes, incluso, de una parte de la potencia contratada por Eletrobras, si fuere necesario, y esto hasta el 2023, Villordo afirmó: “El acuerdo del 2007 es un acuerdo que lastimosamente no fue insertado en ninguna nota reversal que le dé solidez como una norma jurídica a ser aplicada igual que el Tratado”.
Al respecto, técnicos del ente, que defendieron hasta donde pudieron la posición paraguaya, que solicitaron el anonimato por temor a represalias, aseveraron que dichas expresiones revelan una “posición absolutamente antipatriota” y es la versión que han venido sosteniendo a rajatabla los brasileños, mientras que los paraguayos insistían en que el citado compromiso tiene el mismo valor que una ley y que hay que esperar, en todo caso, que fenezca en el año 2023.
En una notable declaración, Villordo igualmente puso en dudas el valor de la Nota Reversal de 1986, que le autoriza a la ANDE definir lo que va a contratar en el año, y el resto lo debe llevar, de forma obligatoria, Eletrobras.
Sobre el punto, y poniendo en seria duda lo que la institución, hoy a su cargo, viene haciendo sobre la base de la citada nota reversal, el alto funcionario de la ANDE sentenció: “Tenemos que tener presente que el Tratado establece que la parte que consumiría Brasil sería la diferencia con lo que contrata ANDE para consumo propio (de nuestro país). Entonces, yo no puedo decir que voy a contratar 100 MW cuando nuestra carga en el Sistema Interconectado Nacional está alrededor de 3.500 MW”.
Al respecto, una de nuestras fuentes recordó que Villordo, un día antes de asumir el cargo, en declaraciones a la televisión, manifestó que el Acta Bilateral, firmada en el más absoluto secreto, no era “tan malo”, poniendo en tela de juicio los tremendos esfuerzos realizados por los técnicos de la ANDE, que “se jugaron” para defender los intereses del país. Tampoco tuvo en cuenta que en los días siguientes había quedado demostrado que el acta contenía cuestiones altamente lesivas para el Paraguay.
En ese sentido, nuestros informantes nos comentaron que Villordo, que también es abogado, en realidad nunca se destacó en la profesión de ingeniero en la ANDE. Además, no solamente habría sido traductor de la Embajada del Brasil, sino su asesor jurídico y durante mucho tiempo. Otro dato que puede ser relevante es que su esposa es brasileña y un hijo de la pareja es funcionario de carrera de la mencionada legación diplomática.
Ante esta situación, muchos técnicos de la estatal, que defendieron “a capa y espada” los intereses nacionales y de la empresa pública, temen seguir trabajando en el entorno de la nueva cúpula administrativa presidida por Luis Villordo y que en cualquier momento se les quiera imponer otra “visión” que finalmente sea favorable a los intereses del Brasil.
Brasil no va a cambiar su posición
Fuentes de la ANDE también nos alertaron de que el Gobierno brasileño no ha cambiado a ninguno de los representantes de Eletrobras y de la Cancillería, y que “no van a cambiar de opinión”; se van a mantener en los valores y exigencias plasmados en el Acta Bilateral. Mientras tanto, en el lado paraguayo prácticamente cambió todo, hasta los miembros del equipo negociador.
En ese sentido, hay serias dudas de que los de ahora van a tener la fuerza y la solidez suficiente como para pelear por mantener (al menos hasta el 2022) los acuerdos del 2007, y de saber que si se sube la contratación sea la que exactamente Paraguay necesita, y no lo que ellos exigen.