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La investigación iniciada por la Contraloría General de la República (CGR) al uso por parte de INC de los US$ 80 millones que le entregaron, provenientes de la colocación de los bonos soberanos, ha corroborado lo que mediáticamente se venía denunciando desde hace años, que la producción de clínker (materia prima principal para la producción del cemento) se mantuvo muy por debajo de la capacidad garantizada del horno, llegando en 2017 a solo 139.430 toneladas, equivalentes a apenas el 23% de la capacidad óptima de producción. Esto, a pesar de los millonarios recursos que el Estado destinó para la optimización del horno III, ubicado en la fábrica de Vallemí (Concepción), durante la administración de Jorge Méndez, en el gobierno del expresidente Horacio Cartes (2013-2018).
Según los datos técnicos, la capacidad nominal garantizada es de 600.000 toneladas/año, pero el informe de la CGR señala que en 2015 la producción total de clínker fue de 432.704 ton.; en 2016, 450.595 ton.; mientras que en 2017, después de que supuestamente se invirtió el millonario monto, la producción disminuyó notablemente, alcanzando solo 139.430 ton. Al 31 de agosto de 2018, ya en la administración actual de Javier Rodríguez, la cifra de producción de clínker llega a 282.029 ton.
“A pesar de toda la inversión llevada a cabo en la INC para la optimización del Horno III de clínker, al 31 de agosto de 2018, en la fábrica de Vallemí se recibieron 23.915 toneladas de clínker importado”, resalta la Contraloría. Informa además que desde el año 2015, la estatal adjudicó a varias empresas la provisión de clínker extranjero. Del año 2015 al 2018, se importaron 324.000 ton. por US$ 32.137.000, costo que casi iguala a la mitad del monto destinado como inversión en el horno.
Pero ni aún así elevaron la producción. Antes de la “inversión” ya entregaban 50.000 bolsas de cemento por día, lejos de las 120.000 prometidas por Méndez.
Los pagos, un misterio
ABC ha solicitado a las sucesivas administraciones de la INC el detalle de los gastos que en total suman los US$ 80 millones “invertidos”, de modo a que la ciudadanía sepa en qué se usaron realmente los millones que se terminarán pagando durante años, pero ni Méndez ni Rodríguez nos han proveído esa información. Llamativamente, el informe de auditoría de la CGR tampoco tiene esos datos y solo se limita a resaltar que no se accedió a documentos de los pagos realizados en el marco a la adjudicaciones para la compra de clínker.
Otro punto cuestionado por el ente a la INC tiene que ver con el promedio de paradas del horno de clínker, que estuvo por encima de los dos meses por año que se recomienda, llegando a tres al año, lo que provocó menor producción de clínker y por ende, del cemento.
Auditoría interna
Por Resolución PR N° 270/2019, del 30 de abril pasado, la actual administración de INC inició una auditoría de la gestión que le precedió. Desde la Unidad de Transparencia de la cementera señalaron a este diario que hoy esa auditoría tiene avance del 80% y la fecha tope de presentación del informe final es el 31 del mes en curso.
En el documento al que accedió nuestro diario, que es solo parte de dicha auditoría, se lee que el objeto de la investigación interna es el hecho de que “la inversión de los bonos soberanos ha generado desde el principio una serie de cuestionamientos”. También que la industria nacional no haya podido demostrar los frutos de “semejante inversión”, la cual aún no está culminada y “presenta dificultades para concluir”.
“Exhaustivo análisis”
El informe de la actual administración dice que se someterá a un “exhaustivo análisis” todo el proyecto de cambio del tipo de combustible del horno de clínker (Vallemí) y ampliación de la molienda en Villeta, “su ejecución, aplicación y destino de fondos”.
Las instalaciones del horno fueron montadas en 1980 por la empresa danesa FLSmidth, con capacidad nominal de producción de clínker de 2.000 toneladas por día, 600.000 al año. Esa cifra, contradictoriamente, se lograba hasta antes de la millonaria inyección de capital en INC.