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El profesional compatriota explicó que ese salto cualitativo debió realizarse a través de un ordenamiento territorial serio y riguroso, y no el como el que hubo, con un sistema metropolitano que hoy representa más del 50% de la demanda nacional de energía, básicamente residencial.
Añadió que con la posibilidad de la venida de inversores, la situación ha empeorado, que ha sobrecargado aún más el sistema metropolitano. Recordó a mediados de los años 80, la demanda de energía Ciudad del Este y Encarnación, casi eran inexistente.
Agregó que, a pesar de que hace una década Paraguay tiene las tarifas de energía eléctrica más bajas de la región, es evidente que la oferta “no ha sido atrayente”, y que el resultado no fue la llegada masiva de empresas extranjeras.
Acotó que la demanda de la industria local tampoco es relevante, con un consumo residencial le sigue duplicando. “Entonces, es una cuestión de tener políticas de largo plazo, para lo cual necesitamos liderazgo”, dijo.
Preguntado por qué en el 2013 recién Paraguay tuvo su primera línea de transmisión de 500 kV, teniendo en cuenta que Itaipú comenzó a generar ya desde 1985, contestó: “Al no tener una planificación de largo plazo, (la ANDE) ha caído en planes operativos, en apagar incendios, y la ejecución de algunos proyectos ha obedeciendo a una cuestión política y mediática más que a una planificación de largo plazo”.
Sostuvo que el “más claro ejemplo” es la segunda línea de 500 kV Ayolas-Villa Hayes, cuya construcción tardó más de dos años, costó más de US$ 100 millones, y no se pudo conectar y aún no se puede usar.
Limitación del desarrollo
Ante la consulta de si todo esa negligencia pudo haber sido deliberado, expresó que ha sido un cúmulo de cosas. “Leyendo el tratado, uno se da cuenta de que, al acotar nuestro consumo eléctrico, automáticamente se estaba acotando nuestro desarrollo, y no tuvimos líderes que marquen y que supieran aprovechar las ventajas competitivas de tener una energía barata”.