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Los Diablos Rojos habían maravillado en este Mundial tras haber marcado 14 goles en 5 partidos y después de eliminar a Brasil en cuartos. Pero en semifinales se dieron de bruces contra la realidad, la de un equipo francés que sabe defenderse, como han demostrado pocos en este campeonato. Por algo han dejado la portería a cero en cuatro de sus seis partidos disputados en Rusia, donde solo encajaron uno de penal contra Australia en el debut y los tres que anotó Argentina en el partido ‘loco’ de octavos (4-3).
Los primeros en defender son los delanteros, tanto presionando arriba como en los 30 metros delante de su arco, como acabó pasando cuando a Mbappé, Griezmann y Giroud no se les cayeron los anillos en bajar a defender incluso dentro de su propia área. El bloque defensivo francés no se entendería sin sus centrocampistas, donde N’Golo Kanté no para de correr en los 90 minutos y es pieza básica en la destrucción, y Paul Pogba y Blaise Matuidi ayudan constantemente, tanto al mediocentro como a los laterales.
A un paso de igualar a Beckenbauer y Zagallo
Didier Deschamps, puede convertirse en el tercer hombre de la historia en ganar la Copa del Mundo como técnico y también como jugador. Solo dos preparadores consiguieron este hecho anteriormente. El brasileño Mario Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer.
Deschamps lideró la selección francesa que logró el título, el único hasta ahora en la historia del fútbol galo, en 1998. Ahora, como técnico ha alcanzado la final.
Zagallo jugó las ediciones de Suecia 1958 y Chile 1962 y dirigió al combinado sudamericano en México 1970 (campeón) y Francia 1998 (vice).
Beckenbauer participó en dos finales como jugador, la de Inglaterra 1966, que perdió, y la de Alemania 1974, que ganó. En el banquillo dirigió al conjunto germano en México 1986 (vice) y en Italia 1990 (campeón).