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Explosivo, dinámico, atrevido y talentoso. Cualidades o virtudes que pintan a cuerpo gentil el rasgo de un soberbio prospecto que es el juvenil futbolista azulgrana.
El domingo pasado ante Guaraní le cupo la oportunidad de mostrar todo su bagaje de talentos para convertirse en una pieza gravitante de su equipo.
Su aporte fue una especie de aire vivificante para un Cerro Porteño hasta entonces carente de un volumen de juego confiable. Con una crisis de identidad. Con un mar de fondo que amenaza socavar la estabilidad del plantel.
El partido ante los aurinegros era de vital importancia para el futuro inmediato en el campeonato Clausura. Al sumar de a tres, puso paños fríos a la situación interna y permite mirar con optimismo el clásico ante Olimpia el sábado. El triunfo, clave por cierto, tuvo la magia de atemperar los ánimos en los distintos estamentos de la institución. Y Josué Colmán fue el gran responsable de un triunfo que llegó en momento oportuno.
Resulta absolutamente perentorio que en el fútbol paraguayo aparezcan figuras jóvenes con el talento necesario para recategorizarnos internacionalmente. Porque son los de la nueva hornada quienes tomarán la posta que dejarán los consagrados de hoy.
Por eso también saludamos con beneplácito la aparición de jóvenes figuras como Gianluca Fatecha y Rodi Ferreira en Olimpia. El propio Julio Villalba, que Cerro Porteño ya lo transfirió al fútbol alemán. Lo mismo que Alexis Rojas de Luqueño, Yonathan Samaniego de Sol de América, Jesús Medina de Libertad e Iván Ramírez también de origen albinegro pero jugando por Rubio Ñu.
Mientras haya juventud y talento hay esperanza de un futuro mejor para el fútbol paraguayo. ¿No le parece?
bmartinez@abc.com.py