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Existieron errores tan visibles en partidos y momentos claves del campeonato que para los más poderosos implicaron ventajas valiosas. Observando la cuestión desde este prisma, la inevitable conclusión es que en esencia no se trató de cantidad sino de calidad. Dicha “excelencia” en las equivocaciones siempre inclinó la balanza a favor de los parientes ricos del fútbol paraguayo.
No obstante, la tarea arbitral es apenas uno de los aspectos que la nueva administración de la APF debe solucionar.
Al decir de Robert Harrison, “las cirugías son necesarias pero deben ser programadas. Porque si aplicamos una cirugía mayor sin tener en cuenta los riesgos, puede ser contraproducente”. Una línea de pensamiento que deja varios mensajes. Primordialmente que la intención de cambios en la estructura organizativa de la matriz del balompié nacional puede ser considerada como un hecho irreversible.
La imperiosa necesidad de aggiornarse a los tiempos en que vivimos, nuevas ideas y nuevos hechos en la vida de la Asociación Paraguaya de Fútbol deben marcar el norte de la actual administración. Joven, talentoso, exitoso en la dirigencia. Absolutamente creíble y con la solvencia moral como económica, Robert Harrison tiene la estupenda oportunidad de dotarle al fútbol paraguayo de la confianza y jerarquía que hoy no tiene.
Precisamos de un nuevo sistema de campeonato que brinde oportunidades a todos por igual. Estimulante y atractivo. Programaciones racionales y razonables con días, horarios y escenarios adecuados.
El fútbol se convirtió en un producto valioso con valor agregado. Resulta menester manejarlo como tal.
La oportuna pausa que la realización de la Copa América Centenario en los Estados Unidos impone hay que aprovecharla para pergeñar un nuevo futuro para el fútbol de nuestro país. Nos merecemos. ¿No le parece?
bmartinez@abc.com.py