Un paraguayo que sigue a River de aquí al Japón

La pasión es parte sustancial del fútbol y puede llegar a límites insospechados cuando el amor por un club en especial pasa a formar parte de un modo de vida. Es el caso de un aficionado compatriota cuya infancia transcurrió en la Argentina y, sin que nadie se lo haya inculcado, se hizo adicto incurable del club River Plate del país vecino, a tal punto de seguir al equipo “millonario” a donde quiera que juegue y en la competencia que fuere.

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Nos referimos a Leopoldo “Popi” Perrier, paraguayo, oriundo de Fernando de la Mora, quien una vez más está junto a su querido River, esta vez en Tokio, Japón, donde disputará el Mundial de Clubes, como último campeón de la Copa Libertadores de América.

Nuestro diario lo entrevistó vía telefónica, cuando “Popi” ya estaba en el aeropuerto de São Paulo, en tránsito hacia Tokio, siempre con los distintivos del club de sus amores, que no solo los lleva puestos sino que también los tiene impresos en su piel.

Respondiendo a nuestra consulta sobre el origen de esta pasión por un club argentino y cómo la define, señaló: “Lo que siento realmente es una locura. Mucha gente quizás tenga más pasión por River, pero la locura que tengo yo no la tiene nadie. No se puede explicar. Desde chico tengo esa locura adentro mío”.

Preguntado si su afición nació en el seno familiar, manifestó: “Mi papá, que es paraguayo, es hincha de Boca, y mi mamá, argentina, es de Racing. Tengo dos hermanas y cuatro hermanos, todos de Boca, pero a los familiares no se los elige. Dicen que siempre hay una oveja negra en la familia, y esa debo ser yo”.

En ese orden, prosiguió: “Cuando yo era chico mi familia fue a vivir a Buenos Aires. Pero yo volví a radicarme en Paraguay hace ya 20 años, en Fernando de la Mora, Zona Norte. Sin embargo, eso no me impidió seguir a River en donde juegue, en cada partido. Incluso cuando fuimos a la B iba desde Paraguay a todos los partidos. Cuando subimos de nuevo yo me infarté, sufrí un primer infarto que no afectó mi locura por River. Desde ahí fueron todas alegrías”.

En cuanto a la mayor alegría que le deparó el cuadro de la banda roja, apuntó: “La obtención de la Copa Libertadores de América este año fue una de las mayores alegrías que sentí. El ascenso no se festejó, porque fue como quitarnos una mochila pesada de encima, pero la Libertadores de este año sí. Fue una gran alegría”.

“Popi” Perrier se embarcó el sábado último en Asunción hasta São Paulo y en horas de la tarde tomó vuelo hacia Tokio, a donde arribó ayer en horas de la tarde.

Consultado a qué se dedica, por lo que implica viajar para cada partido de River, indicó: “Trabajo en una distribuidora de alimentos y bebidas. Soy director, no dueño”.

Por último le preguntamos al paraguayo, que tiene la filial de River Plate en Asunción, si hay algún club con el cual simpatiza en Paraguay, y respondió escuetamente: “Solo River”.

spena@abc.com.py

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