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La “trampa” de barro dejó parados a más de la mitad del pelotón en los primeros kilómetros de la etapa de ayer. “Algunos pequeños problemas que no nos afectaron mucho. A solo tres kilómetros de la largada ya se tuvo un trancada, ahí perdimos mucho tiempo, cinco a seis minutos, pero igual, contentos”, fue el análisis de Viktor al llegar ayer al bivouac.
Rempel quedó más preocupado por el dolor de cabeza con el que terminó a raíz del olor a combustible que soportaron todo el día producto “de una pérdida que lastimosamente sufrimos desde la salida del parque. No sé como voy a curarme”.