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Tras su arribo a suelo guaraní, después de seis meses (estudia en EE.UU.), se mostró sorprendido de sus logros, porque no esperaba tres medallas pero “estaba con mucha confianza en lo que podía hacer”.
También medallista en Santiago 2014, “Mati”, ahora con 22 años, creció bastante. “Siento que nadé con mucha más inteligencia que hace cuatro años. Es lo que más rescato. En vez de salir a morir nomás, lo hice con inteligencia. Fue bien pensado, lo que tenía planeado, es lo que hice y resultó”.
No solo porque le valió el Oro (el primero para Paraguay en Cochabamba, Matías considera a los 400 IM como su mejor prueba estratégicamente. “Siempre me sorprendió esta prueba”. Sin embargo, en cuanto a tiempos los mejores fueron los 100 espalda y 200 IM, donde no quedó lejos de sus buenos registros. Y considerando la altura, “me da una buena chance de bajar (marcas) en el llano”. Vuelve a destacar esta posibilidad incluso al recordar el inconveniente de programa que tuvo antes de la final de los 200 IM, que nadó “sin calentar, corrí, me puse la gorra, el lente y salí a la piscina. Creo que esa prueba si estaba bien, podía haberla ganado (...). Podía haber salido mucho mejor (la carrera) y el tiempo igual salió bien”, contó.
Mirando a Lima 2019, tiene en mente estas mismas carreras. Pero antes, ese año tiene como objetivo el Sudamericano de Mayores, y descartaría el Mundial (corta), que coincidiría con sus finales en la universidad, un aspecto que no quiere descuidar. “Intento ser lo más profesional en ambas cosas, como estudiante y nadador”.
Por el momento, tendrá un “respiro” acompañado de la familia. Parte de ella, sus hermanitos, Marcelo y Sofía, también fueron parte de la selección de natación. Vivir esta experiencia, con ellos: “Fue una muy linda, no tengo nada que cambiar, lo viviría de nuevo todo”.