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Sevilla, como hace siete años en Glasgow, cuando logró su segunda Liga Europa (entonces Copa de la UEFA) ante el Espanyol, volvió a estar de cara a los penales y se llevó su tercer título de campeón de este torneo y además prolongó la mala racha del Benfica, que perdió su octava final continental.
La primera corona sevillista se dio en 2006, ante el Middlesbrough inglés (4-0), y un año después frente al Espanyol, también tras la tanda de penales tras el empate a dos goles final. En ambos casos el torneo aún se denominaba Copa de la UEFA.
El Benfica perdió la final de este torneo por segundo año consecutivo, tras caer en 2013 ante el Chelsea inglés en Ámsterdam. Ya había caído en la de 1983 ante el Anderlecht belga.
Desde que en 1962 el técnico austro-húngaro Bela Guttmann se marchó al no llegar a un acuerdo económico para seguir tras ganar la Copa de Europa, lanzó una maldición diciendo que el equipo portugués no ganaría un torneo europeo en 100 años. Y su amenaza ya ha cumplido la mitad del camino.
Para el Sevilla anotaron sus penales el colombiano Carlos Bacca, el camerunés Stephane Mbia, Coke Andújar y el francés Kevin Gameiro, sin fallar ninguno, mientras que para el Benfica anotaron los suyos los brasileños Lima y Luisao, fallando Cardozo (quien había ingresado en el minuto 98, en la prórroga) y Rodrigo, sin que se tuviera que lanzar el quinto. El portero Beto fue clave en Sevilla al desviar los lanzamientos de Cardozo y Rodrigo.
“Tacuara” vivió otra jornada para el olvido, como en el Mundial de Sudáfrica 2010, en el partido frente a España, en el que no pudo efectivizar un penal.
En su análisis de cada jugador, la agencia española EFE consignó que el guaraní “salió en la prórroga y pasó desapercibido; erró la pena máxima”.