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Según la policía local, el hincha, cuya identidad no fue revelada, fue alcanzado por una bala en el tórax fuera del estadio y al llegar al hospital ya estaba muerto.
De acuerdo al sitio de información G1, la víctima era un aficionado del Vasco de 26 años que trabajaba como electricista. Otros dos hinchas resultaron heridos de bala en las piernas, mientras que otro fue alcanzado por vidrios rotos.
Las autoridades no informaron de quién procedían los disparos e indicaron que la unidad especializada en homicidios había abierto una investigación. En declaraciones al diario O Globo, testigos señalaron, sin embargo, que un policía habría disparado hacia los hinchas.
Este partido de alto riesgo entre dos de los equipos más populares de Río, por la 12ª fecha del campeonato brasileño de primera división, se disputó en el estadio São Januario, del Vasco da Gama.
Al pitazo final, muchos hinchas locales reaccionaron airadamente a la derrota 1-0 de su equipo, arrojando objetos sobre el campo de juego, incluidas bombas artesanales.
La policía intentó dispersarlos lanzando gases lacrimógenos y granadas ensordecedoras a las tribunas, desencadenando escenas de pánico mientras numerosos niños estaban todavía en el estadio. Los jugadores de ambos equipos tuvieron que esperar 20 minutos antes de volver a los vestuarios bajo protección policial.
Los disturbios continuaron fuera del estadio, donde la policía respondió con gases lacrimógenos al lanzamiento de piedras y botellas, según la prensa brasileña.
Brasil es uno de los países que registra más casos de violencia dentro de los estadios. Según las cifras del periódico Folha de São Paulo, 113 personas fallecieron en estos enfrentamientos entre enero de 2010 y abril de 2016.