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Estos últimos años, varios jugadores han sido víctimas de muertes súbitas tras haber perdido el conocimiento en los terrenos de juego. En junio pasado, el centrocampista marfileño Cheick Tioté, de 30 años, falleció tras sufrir un ataque mientras se entrenaba con su club, del fútbol chino. En mayo de 2016, el camerunés Patrick Ekeng del Dínamo de Bucarest falleció tras sufrir un paro cardiaco siete minutos después de saltar al césped.