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Podríamos empezar esto diciendo, por ejemplo, ¿quién no lo conoce? Hace 60 años que trabaja ininterrumpidamente en la central del fútbol paraguayo, lo que es sin duda un Record Guinness, y sobrevivió a todas las tempestades políticas y peloteras a lo largo de 20 presidencias, en estos seis decenios de servicio. Estamos seguros que en nuestro país, pocas personas vinculadas al deporte han de ser más conocidas que don Arturo Filártiga Candia, una enciclopedia viva del fútbol paraguayo.Corría el año de 1949 y un joven iteño nacido el 24 de febrero de 1924 se inscribía en el curso para árbitros de fútbol de la Liga Paraguaya de Fútbol, y al cabo de un tiempo, egresaba con su diploma de árbitro de fútbol. Se llama Fernando Arturo Filártiga Candia, "pero en mi valle todos me conocen como Chingolo", confiesa Filártiga.
Relata que, concluido el curso, supieron que la Junta de Directores de la Liga había encomendado a dos destacados dirigentes, Genaro Escudero (Libertad) y Gerardo Pérez (Sportivo Luqueño) para cumplir con la designación semanal de los árbitros para cada partido. "Dirigí solamente una temporada, pues en el año 1951 ya ingresé como funcionario de la Liga", rememora, sin vacilar y con precisión.
"Unico empleado"
Hizo todos sus estudios en Itá, donde se fundó la segunda Liga del Interior: la famosa y poderosa Liga Central de Deportes, la que más campeonatos de Interligas ganó en la historia. "La primera fue la Liga Cordillerana, enorme, y también poderosa", señala. Esto fue porque después de la Guerra del Chaco, los clubes Sportivo Iteño (el club de don Arturo) y el Olimpia manejaban la ciudad a través de sus socios, todos hombres de gran predicamento en la ciudad, y ambos clubes encabezaron la fundación de esa liga.
"Hubo también un congreso que reunió a todos los dirigentes del fútbol del interior, que se realizó en Caacupé y del cual participé junto con numerosos representantes de todas las ligas y en el cual fui nombrado secretario. También hubo una representación de la Liga Paraguaya de Fútbol", puntualiza. En 1951 se produce la vacancia del único puesto, en la administración de la LPF, se presentó como candidato, y fue seleccionado para el cargo de secretario administrativo, en reemplazo de Mario Rubén Heyn.
"Eramos solo dos funcionarios: don Leopoldo Cabañas, que era contador y cajero, y yo. Después pasé a ser gerente y gerente general cuando se modificaron los estatutos, en 1968. Posteriormente, cuando por recomendación de FIFA se modificaron de nuevo los estatutos, en los 90, pasé a ser secretario general, para unificar la nomenclatura con la central del fútbol mundial", rememora.
La casa viajera
En los tiempos en los que Don Arturo entró al fútbol y le dedicó su vida, la sede de la LPF quedaba en Presidente Franco Nº 83. El mismo edificio que luego sería sede del tenebroso Departamento de Investigaciones de la policía stronista. "Tuvimos que mudarnos a una nueva sede, esta vez sobre la calle Montevideo Nº 210, casi Oliva, durante un tiempo. Era la casa de don Aquiles Pecci. La siguiente mudanza, a principios de los años 60, fue a la esquina de Montevideo y Oliva, la que fue la residencia del doctor Mario Luis de Finis, y hacia 1963 nos fuimos a un local ubicado sobre la calle 25 de Mayo, a pasos de la Junta de Gobierno, donde permanecimos hasta 1972".
"Durante la presidencia del doctor Nicolás Leoz se construyó la sede del Estadio, adonde nos mudamos a la casa propia. Fue un gran acierto el del Nicolás (Leoz), pues eso contribuyó también a controlar mejor el manejo del estadio, y administrar el crecimiento de la Liga", revela.
El candente tema arbitral
Arturo Filártiga fue árbitro e instructor de árbitros. Esta última función la ejerció durante casi 20 años, en la Liga y en la UFI. "Era el encargado de realizar los cursos de actualización, pues la FIFA remitía periódicamente nuevas recomendaciones e instrucciones que había que interpretarlas y transmitirlas a los árbitros".
Confiesa que no le preocupa todo lo que se hace y se dice sobre los árbitros "porque esto ocurrió siempre, desde el nacimiento del fútbol. Y el día que quieran matar al fútbol, que quiten los árbitros. Rara vez los dirigentes se ponen de acuerdo con el tema arbitral". Recuerda a continuación que se han intentado mil y una maneras de designar a los árbitros, pero siempre hubo peros a tales decisiones.
Junta, tribunales y el comité
A través de estos 60 años "pasamos por numerosos sistemas organizativos. En rigor a la verdad, lo que se hizo fue adaptar las nomenclaturas y ampliar algunos departamentos o comisiones, dándoles otro estatuto", dice Don Arturo. Recuerda que cuando llegó a la Liga, cada semana había una reunión plenaria en la que participaban: un representante por cada club de primera, y delegados de las divisiones de ascenso, que en ese tiempo eran solamente dos: la Primera y la Segunda División de Ascenso, más un representante del fútbol del interior, hasta que se constituyó la UFI "porque antiguamente, los campeonatos nacionales de Interligas los organizaba la Liga", destaca.
Paralelamente, funcionaban las divisionales que tras reunirse semanalmente, sometían sus proyectos a la Junta de Directores.
Clubes, la UFI y la selección
"Del tiempo de los mecenas se ha pasado al tiempo de los sponsors y los clubes que se manejaban a duras penas, tienen hoy presupuestos cotizados en millones de dólares", recuerda. Explica: "Los clubes de aquel tiempo vivían de recaudaciones, transferencias y de la generosidad de sus dirigentes, cuya contribución era requerida semanalmente, muchas veces con la promesa de una pronta devolución, cosa que rara vez ocurría".
Según pasan los años
Para aguantar tantos cambios, Don Arturo explicó que "fui leal a la institución, fui leal con todos mis jefes, fui leal con mis subalternos, fui leal al fútbol. La lealtad es lo único que le permite a una persona permanecer en un cargo de tanta relevancia durante tantos años".
Todos sus presidentes
Titulares de la APF en los años de labor de don Arturo Filártiga en la entidad fueron: Blas Dos Santos, Alfonso Capurro, Lidio Quevedo, Raimundo Paniagua, Alfonso Capurro, Pedro Recalde, Ernesto Gavilán, Hassel Aguilar Sosa, Tulio Quiroz, Manuel Duarte, Anastacio Mendoza, Jerónimo Angulo G., Raúl Fernández, Juan A. Sosa, Nicolás Leoz, Humberto Domínguez Dibb, Oscar Barchini, Nicolás Leoz, Jesús Manuel Pallarés, Oscar Harrison y Juan A. Napout.
Relata que, concluido el curso, supieron que la Junta de Directores de la Liga había encomendado a dos destacados dirigentes, Genaro Escudero (Libertad) y Gerardo Pérez (Sportivo Luqueño) para cumplir con la designación semanal de los árbitros para cada partido. "Dirigí solamente una temporada, pues en el año 1951 ya ingresé como funcionario de la Liga", rememora, sin vacilar y con precisión.
"Unico empleado"
Hizo todos sus estudios en Itá, donde se fundó la segunda Liga del Interior: la famosa y poderosa Liga Central de Deportes, la que más campeonatos de Interligas ganó en la historia. "La primera fue la Liga Cordillerana, enorme, y también poderosa", señala. Esto fue porque después de la Guerra del Chaco, los clubes Sportivo Iteño (el club de don Arturo) y el Olimpia manejaban la ciudad a través de sus socios, todos hombres de gran predicamento en la ciudad, y ambos clubes encabezaron la fundación de esa liga.
"Hubo también un congreso que reunió a todos los dirigentes del fútbol del interior, que se realizó en Caacupé y del cual participé junto con numerosos representantes de todas las ligas y en el cual fui nombrado secretario. También hubo una representación de la Liga Paraguaya de Fútbol", puntualiza. En 1951 se produce la vacancia del único puesto, en la administración de la LPF, se presentó como candidato, y fue seleccionado para el cargo de secretario administrativo, en reemplazo de Mario Rubén Heyn.
"Eramos solo dos funcionarios: don Leopoldo Cabañas, que era contador y cajero, y yo. Después pasé a ser gerente y gerente general cuando se modificaron los estatutos, en 1968. Posteriormente, cuando por recomendación de FIFA se modificaron de nuevo los estatutos, en los 90, pasé a ser secretario general, para unificar la nomenclatura con la central del fútbol mundial", rememora.
La casa viajera
En los tiempos en los que Don Arturo entró al fútbol y le dedicó su vida, la sede de la LPF quedaba en Presidente Franco Nº 83. El mismo edificio que luego sería sede del tenebroso Departamento de Investigaciones de la policía stronista. "Tuvimos que mudarnos a una nueva sede, esta vez sobre la calle Montevideo Nº 210, casi Oliva, durante un tiempo. Era la casa de don Aquiles Pecci. La siguiente mudanza, a principios de los años 60, fue a la esquina de Montevideo y Oliva, la que fue la residencia del doctor Mario Luis de Finis, y hacia 1963 nos fuimos a un local ubicado sobre la calle 25 de Mayo, a pasos de la Junta de Gobierno, donde permanecimos hasta 1972".
"Durante la presidencia del doctor Nicolás Leoz se construyó la sede del Estadio, adonde nos mudamos a la casa propia. Fue un gran acierto el del Nicolás (Leoz), pues eso contribuyó también a controlar mejor el manejo del estadio, y administrar el crecimiento de la Liga", revela.
El candente tema arbitral
Arturo Filártiga fue árbitro e instructor de árbitros. Esta última función la ejerció durante casi 20 años, en la Liga y en la UFI. "Era el encargado de realizar los cursos de actualización, pues la FIFA remitía periódicamente nuevas recomendaciones e instrucciones que había que interpretarlas y transmitirlas a los árbitros".
Confiesa que no le preocupa todo lo que se hace y se dice sobre los árbitros "porque esto ocurrió siempre, desde el nacimiento del fútbol. Y el día que quieran matar al fútbol, que quiten los árbitros. Rara vez los dirigentes se ponen de acuerdo con el tema arbitral". Recuerda a continuación que se han intentado mil y una maneras de designar a los árbitros, pero siempre hubo peros a tales decisiones.
Junta, tribunales y el comité
A través de estos 60 años "pasamos por numerosos sistemas organizativos. En rigor a la verdad, lo que se hizo fue adaptar las nomenclaturas y ampliar algunos departamentos o comisiones, dándoles otro estatuto", dice Don Arturo. Recuerda que cuando llegó a la Liga, cada semana había una reunión plenaria en la que participaban: un representante por cada club de primera, y delegados de las divisiones de ascenso, que en ese tiempo eran solamente dos: la Primera y la Segunda División de Ascenso, más un representante del fútbol del interior, hasta que se constituyó la UFI "porque antiguamente, los campeonatos nacionales de Interligas los organizaba la Liga", destaca.
Paralelamente, funcionaban las divisionales que tras reunirse semanalmente, sometían sus proyectos a la Junta de Directores.
Clubes, la UFI y la selección
"Del tiempo de los mecenas se ha pasado al tiempo de los sponsors y los clubes que se manejaban a duras penas, tienen hoy presupuestos cotizados en millones de dólares", recuerda. Explica: "Los clubes de aquel tiempo vivían de recaudaciones, transferencias y de la generosidad de sus dirigentes, cuya contribución era requerida semanalmente, muchas veces con la promesa de una pronta devolución, cosa que rara vez ocurría".
Según pasan los años
Para aguantar tantos cambios, Don Arturo explicó que "fui leal a la institución, fui leal con todos mis jefes, fui leal con mis subalternos, fui leal al fútbol. La lealtad es lo único que le permite a una persona permanecer en un cargo de tanta relevancia durante tantos años".
Todos sus presidentes
Titulares de la APF en los años de labor de don Arturo Filártiga en la entidad fueron: Blas Dos Santos, Alfonso Capurro, Lidio Quevedo, Raimundo Paniagua, Alfonso Capurro, Pedro Recalde, Ernesto Gavilán, Hassel Aguilar Sosa, Tulio Quiroz, Manuel Duarte, Anastacio Mendoza, Jerónimo Angulo G., Raúl Fernández, Juan A. Sosa, Nicolás Leoz, Humberto Domínguez Dibb, Oscar Barchini, Nicolás Leoz, Jesús Manuel Pallarés, Oscar Harrison y Juan A. Napout.