Cargando...
No es exageración decir que Croacia es Modric-dependiente. Lo del volante del Real Madrid ha sido descomunal, tanto desde lo futbolístico como lo físico. Su gran inteligencia radica en que cuando se percata de que no tiene espacio para explotar su fortaleza (como pasó en todo el primer tiempo ante Henderson y Lingard, de Inglaterra), baja unos metros y maneja desde una zona imposible de perseguir. Eso facilita a que Brozovic rompa línea y que Rakitic se corra hacia la banda con ventaja. Sabiendo que enfrente estará Kanté –todo un experto en el espacio reducido–, no será raro ver a Modric retrasado.
En el arco está Subasic, que brilló en los penales pero que también mostró temperamento jugando diezmado los minutos finales reglamentarios y toda la prórroga ante Rusia. Lovren utilizará todo su conocimiento para controlar a un delantero familiar como Giroud. Las proyecciones de Vrsaljko serán claves para la diagonal de Rebic y que sorprenda Perisic, ambos ofensivos que se sienten cómodos con el perfil cambiado. Y arriba Mandzukic con su versatilidad de caer por banda. Sabiendo que en físico Francia saca clara ventaja (tanto el desgaste como la presencia de Pogba-Matuidi), manejar el partido desde el balón y ralentizar el juego para sorprender será clave. Y el análisis vuelve a Luka.
“No me gusta hablar de eso (la guerra), pero ha hecho de Croacia un país más fuerte”, reconoció en conferencia el capitán, que vive su propio drama judicial en su país. “No quiero debatir sobre el pasado, quiero mirar el futuro”. A lado, el técnico Zlatko Dalic sonríe. Vive su sueño. “Habrá sismo si ganamos”, asegura. A eso van. Que el Mundial sea –parafraseando a John Reed– los treinta días que conmocionaron al mundo del fútbol.