Empeñado a su suerte

Rodrigo Romero fue integrante de la selección nacional de fútbol que conquistó la primera y única medalla para nuestro país en la historia de los Juegos Olímpicos (Atenas 2004). La necesidad hizo que la valiosa presea plateada la tuviese que empeñar a un alto directivo que hoy atraviesa por un momento tan difícil como el del deportista, quien viene de recibir dos impactos de bala en un asalto y necesita de la solidaridad de la gente para mantener a su familia.

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Nacido el 8 de noviembre de 1982, Rodrigo Romero Aranda, de la 1ª Compañía de Luque, se inició en el club de su barrio, el General Díaz. Tuvo un impresionante recorrido detrás del balón, hasta hace poco, cuando, en su intento por defender a su esposa y su hija asaltadas por dos “motochorros” (detenidos, a disposición de la justicia), recibió dos impactos de bala. Su pareja es Silvia y sus herederas Aramí (18) y Zoe (9).

Del ahora conocido como “Águila” luqueña, Rodrigo Nicolás (el segundo nombre no figura en su documento) pasó al General Caballero de Campo Grande, Trinidense –donde estuvo durante seis temporadas–, Nacional, Sport Colombia, 3 de Febrero de Ciudad del Este, Olimpia (tuvo dos ciclos, en 2005 y 2008), Santaní, Resistencia, Colón de Ñemby, 29 de Setiembre de Luque, Nacional de Salto del Guairá y últimamente estuvo en el 13 de Junio de Pacheco, Carapeguá. Su experiencia internacional a nivel de club la tuvo en el chileno Deportes Concepción.

El momento único e incomparable lo vivió en Grecia. Era suplente del arquero Diego Barreto y en el plantel que comandaba el entrenador Carlos Jara Saguier compartió con jugadores que fueron triunfadores del balompié, como José Saturnino Cardozo, Carlos Alberto Gamarra, Julio César Enciso, Julio González Ferreira, entre otros. Él no tuvo la misma suerte, pero fue “remando” para hacer “changas” con la pelota y así seguir adelante.

El segundo puesto en los Juegos Olímpicos le permitió colgarse la medalla de plata, de la que se despojó casi inmediatamente al llegar a nuestro país. ¿Qué destino tuvo tan preciado metal? La consulta se traslada a Rodrigo, cuya sincera respuesta fue esta: “la empeñé a Juan Ángel Napout”.

Necesitaba dinero, hizo el planteamiento para entregar su medalla de gran valor y la respuesta fue positiva. “Me dio 15 millones de guaraníes y usé para pagar el título de la casa de mis padres y comprar un terreno en Luque”, confesó.

Es que en ese momento no dimensionó nada, el logro obtenido para un país carente de conquistas en eventos de alta competencia y el valor significativo de la presea, cuidada como el objeto más preciado por los demás, tanto jugadores como miembros del cuerpo técnico.

“Pregunté una vez dónde estaba y me dijeron en la Asociación Paraguaya de Fútbol”, consignó Romero, al que le consultamos si no pensó en recuperarla. “Viste que a Napout se le presentó ese problema –tremendo lío judicial por el caso FIFA-Gate– en Estados Unidos y perdí todo contacto con él”. Aparte de que entre sus prioridades no está la medalla, porque la situación no es la mejor (“hendy...”).

El pasado viernes 17 de noviembre Rodrigo enfrentó a dos malvivientes que les despojaron de sus pertenencias a su mujer y su hija en el barrio Santa Librada de Roque Alonso. Además de perder su moto, recibió dos impactos de bala, uno a la altura de su pecho y otro en la cadera. Hoy está en cama y espera que la Asociación Paraguaya de Fútbol, el Comité Olímpico Paraguayo y sus excompañeros lo ayuden para superar este difícil trance.

“La verdad que lo que hicimos por el país fue muy grande y nos merecemos un reconocimiento económico. En el Congreso se habló una vez de un subsidio para los olímpicos, se comprometieron, pero terminó de balde”, apuntó.

Con el corazón en la mano, refirió: “Sinceramente espero que me ayuden; a cualquiera le puede pasar esto. Me siento entre la espada y la pared, porque soy el sostén de la casa y ahora no puedo hacer nada”, significó.

vmiranda@abc.com.py

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