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Del otro lado, Novak Djokovic lo consolaba, con una gran sonrisa en su boca: acababa de conquistar el Abierto de Estados Unidos por tercera vez, arrebatándole al argentino el tercer puesto de la ATP e igualando al legendario Pete Sampras con 14 títulos de Grand Slam.
El serbio, en su octava final en las pistas duras de Flushing Meadows, se coronaba en Nueva York al derrotar al albiceleste 6/3, 7/6 (4) y 6/3 en tres horas y 16 minutos de juego.
Nole demostró una vez más que su lesión en el codo, que lo apartó del circuito durante varios meses, quedó en el pasado al levantar otro Grand Slam, el segundo del año después de Wimbledon, y situándose en la tercera posición de la clasificación en detrimento de Del Potro, ahora cuarto.
El serbio también igualó a Sampras en torneos mayores y se quedó a tres del español Rafael Nadal (17) y a seis del suizo Roger Federer (20), que lideran la clasificación histórica.
“Esperaba que (Sampras) estuviera aquí esta noche pero no... Te quiero, eres mi ídolo, nos vemos en las pistas”, apuntó Nole.
Delpo, de vuelta a la final nueve años después de alzarse con el trofeo en Nueva York, presentó batalla y, aunque se quedó a las puertas, dejó claro de nuevo que sus problemas en las muñecas son historia y que está listo para optar a todos los títulos tras ganar en marzo en Indian Wells su primer Masters 1000.
“No es fácil hablar ahora mismo pero los quiero a todos. Estoy muy feliz por estar jugando en la final ante este magnífico ídolo. Es uno de mis amigos en el circuito y sabe que me gusta verle ganar títulos. Claro que estoy triste por haber perdido pero estoy contento por Novak”, dijo el tandilense.