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Eso ocurrió en el cotejo debut de la Albirroja ante la selección de Costa Rica, Copa Centenario de la Conmebol. Cometió varios errores conceptuales de fondo que mermaron las posibilidades de éxito de nuestra selección nacional.
No existen argumentos ni excusas para justificar la ausencia en la cancha de un jugador explosivo, desequilibrante y contundente como Michel Almirón.
El fútbol no es pasado ni futuro. Es presente. Y el presente de Almirón nos habla de un momento pleno de éxitos. No solamente campeón del fútbol argentino sino siendo la figura en el equipo. No ponerlo por lo menos en algún momento del partido es como si la selección argentina lo dejara en el banco de suplentes a Ángel Di María, es su presente de mayor esplendor futbolístico.
En la práctica es lo que hizo Ramón Díaz y fue una equivocación lamentable de punta a pértigo.
Por lo demás sus cambios resultaron extemporáneos. Sustento la idea: en la cancha los jugadores acusaban el impacto de un calor infernal, altísima temperatura y hasta el técnico de Costa Rica se percató del detalle y oxigenó el equipo racional y razonablemente. A tiempo y agotando los tres cambios que el reglamento le permite. En cambio Ramón realizó su tercera modificación a falta de cinco minutos para finalizar el encuentro. Era notorio que varios jugadores, sintiendo los efectos de la alta temperatura, se sentían acalambrados por el gran esfuerzo. Y eso que no entramos a cuestionar si el cambio era el indicado o no.
Apropósito, siempre dijo el adiestrador de la Albirroja que tendrán oportunidad en el equipo aquellos que están en su mejor momento, ¿lo está Juan Manuel Iturbe? Se puede decir lo propio con un histórico que dio mucho por la causa de la Albirroja. Fue un ícono del legendario coraje, valentía, del pueblo paraguayo. Sin embargo, honestamente el presente nos dice que Nelson Haedo ya es poco lo que pueda aportar en lo estrictamente futbolístico. LA EVOLUCIÓN ES LA LEY DE LA VIDA y el tiempo no perdona.
Finalmente, evaluando las decisiones adoptadas por Ramón Díaz, debemos convenir que fueron erráticas, extemporáneas y conservadoras. Jugó a no perder y después ver si se podía ganar.
Analizando la situación desde este prisma uno se pregunta: si se muestra timorato ante Costa Rica, ¿cuál será su actitud ante la poderosa selección de Colombia que le propinó dos cachetazos al orgullo norteamericano, en su propia casa?
Dicen que en el fútbol cada historia es diferente. Dicha idea deja una ventana entreabierta para que ingresen la ilusión junto a la esperanza. Es lo que nos queda. Es dable esperar una profunda reflexión sobre nuestras posibilidades de cara al futuro inmediato de la Albirroja en el torneo. Caso contrario seguiremos escuchando más de lo mismo del técnico argentino. Frases como “…seguimos creciendo, … seguimos mejorando, … hay que ir despacio...”, etc.
Lo dicho: que haga bien su trabajo y no nos quiera vender UN DEPARTAMENTO EN EL OBELISCO. ¡No somos tontos! ¿No le parece?
bmartinez@abc.com.py