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Lo que muchos no saben es que ese estadio, construido en el barrio Sajonia en 1917, lleva ese nombre recién desde 1972 y que fue bautizado en noviembre de 1917 con el nombre de Estadio de Sajonia.Lo que a lo mejor se sabe poco también es que la Liga Paraguaya de Fútbol fue la primera y probablemente una de las pocas asociaciones nacionales de fútbol (si no la única) que tiene su propio estadio, el cual construyó con sus propios recursos, lo amplió, lo modernizó y lo mantiene sin que esto significase un solo peso de carga al erario público. Y así es hasta hoy. Es un orgullo que los paraguayos no sabemos apreciar.
Y quienes esto escribimos opinamos que el Estadio de los Defensores del Chaco, por cuanto significó para el deporte y para el país durante la guerra con Bolivia, debe ser proclamado "Monumento Nacional".
Así empezó todo
Al comienzo, como ya lo dijimos en artículos anteriores, la mayoría de las canchas estaban en el Parque Caballero, pero ni esas ni las de los clubes diseminados por la ciudad llenaban las exigencias de un deporte que crecía y de un público cada vez mayor. El doctor Enrique L. Pinho, presidente de la Liga desde 1912 hasta 1922, vio la necesidad de construir un estadio. Contagió a los dirigentes de esa idea, y uno de ellos, Eduardo Schaerer, propietario de extensos terrenos en el "alejado barrio" de Sajonia, donó una propiedad donde para sede del estadio de la Liga.
Es, más o menos, la misma que actualmente ocupa nuestro principal coliseo, es decir, cuatro manzanas completas que aunque no fueron parte inicial de la donación, con el correr del tiempo, la Liga fue adquiriendo las propiedades vecinas, hasta completar su geografía actual. Allí empezó la construcción en 1915 y hay algunas anécdotas que pintan claramente el ahínco, el esfuerzo y el tesón que pusieron los dirigentes de entonces para llevar adelante la empresa.
Mulas de la discordia y más
El doctor Miguel Angel Bestard, investigador y autor deportivo, refiere en su libro "Paraguay: Cien años de Fútbol" algunos detalles de lo que tuvo que hacer el presidente, Pinho, para llevar adelante la construcción del estadio. Dice Bestard:
El ímpetu con el que el Dr. Pinho iba llevando adelante el sueño del Estadio constituye un hecho histórico realmente admirable. Siempre visitando las oficinas públicas y todo lugar donde pudiese encontrar algún apoyo el presidente de la Liga luchaba a brazo partido por el Estadio. Consiguió del Intendente Municipal, señor Egusquiza, un descuento especial para los obreros que trabajaban en la obra y que debían viajar en tranvía.
Consiguió del Club Mbiguá que se permitiese a los empleados de la Liga que en los días de regatas cobrasen una pequeña suma «pro estadio» a los tripulantes de las embarcaciones que pretendían observar gratuitamente el espectáculo.
Un día de 1915, el Dr. Pinho comunicó a la comisión directiva de la Liga haber comprado, por cuotas, una mula para ser empleada en las construcciones. Pocos días después, el capataz informó a la Liga que Don William Paats, presidente honorario, le había pedido prestado el animal para utilizarlo en algunas reformas de su domicilio particular y que al ser devuelto, al día siguiente, el animal estaba en tal mal estado que murió. Indignado, el Dr. Pinho, responsabilizó al señor Paats de la pérdida.
Contra viento y marea prosiguió la obra que concluyó en el año 1917. Ese año también tuvo punto final el grave cisma que durante más de cinco años sumió al fútbol en una profunda crisis que a punto estuvo de lograr la desaparición de la Liga. Se dispuso que el campeón de la Liga, Olimpia, y el campeón de la Liga Transitoria, Libertad, jugaran allí un partido cuyo ganador sería el campeón oficial de 1917. Fue bautizado con el nombre de "Estadio de Puerto Sajonia". Era pequeño, estaba orientado de este a oeste, y tenía capacidad para unos 10.000 aficionados.
El partido inaugural
Volvamos al relato de Bestard, acerca del partido inaugural del campeonato:
El gran partido final entre Olimpia y Libertad de donde debía surgir el campeón de 1917 del fútbol paraguayo unificado, se jugó en el flamante estadio de la Liga Paraguaya el 4 de noviembre de 1917, ante gran cantidad de público y autoridades nacionales. Bajaron a la gramilla del estadio de Sajonia, por Libertad: Portaluppi; Romero y Andreu; Pane, Masi y Cantuni; Caballero, Arbo, Gorostiaga, Villamayor y Almeida Huerta. Por el Olimpia: Gregorio Gorostiaga; Antonio Mena Porta y Laconich; Velázquez, Domínguez y Brítez; Hermosilla, Miguel Ángel Mena Porta, Caballero Alvarez, Varela y Carreras.
El match, encendido de emociones, fue una titánica lucha entre la delantera del Olimpia y la defensa del Libertad, donde brilló más que nunca el sensacional arquero, Angel Portaluppi. A los 38 minutos del segundo tiempo se produjo, en medio del abrumador dominio "decano", un fulminante contraataque gumarelo; Almeida Huerta hizo un disparo "envenenado" de larga distancia, atropelló Villamayor asediando al arquero, y el rebote fue tomado de "volea" por Rufino Gorostiaga que envió la pelota al fondo, por primera vez, en el Estadio y dando a la hinchada liberteña una de las más grandes satisfacciones de su historia. El público enloqueció y del palco oficial se arrojaron sombreros a la cancha "que fueron devueltos galantemente" por los emocionados jugadores.
Otros nombres, otras glorias
En 1924, admirados los dirigentes por el triunfo uruguayo en los juegos olímpicos, fue denominado "Estadio Uruguay", pero después se volvió a su antiguo nombre. Ese año le tocaba a la Liga Paraguaya de Fútbol organizar el campeonato sudamericano, pero nuestro país no tenía condiciones para hacerlo, de modo que la Liga propuso y la Confederación aceptó organizar el torneo en el Uruguay, que ese año había ganado el campeonato olímpico en Colombes (Francia).
Con la experiencia organizativa de los uruguayos y el fervor de su público, la Liga Paraguaya de Fútbol hizo un buen negocio. La sede del torneo fue el estadio del "Parque Central" y cada delegación recibió 10 francos oro por día de viático, por persona, hasta 22 representantes. Cada delegación fue cómodamente alojada con todos los gastos pagos, desde su arribo hasta 5 días después de concluida la contienda. Al final, cada país embolsó 800 francos oro por su participación.
Con el dinero ganado como utilidad del torneo antes el organizador corría con todos los gastos y se quedaba con la utilidad la Liga Paraguaya remodeló y amplió el estadio de Sajonia, dotándole de mayor capacidad y mejores comodidades para el público y para la prensa. La obra concluyó en agosto de 1925, y el estadio fue rebautizado: se llamó "Uruguay" a partir de entonces, como homenaje a los campeones olímpicos y, obviamente, fue invitada la selección uruguaya a jugar el partido inaugural. Ganamos 1:0 con gol de Gerardo Rivas.
Durante la Guerra del Chaco fue campo para la movilización del ejército y luego de concentración para los prisioneros bolivianos. Al terminar la guerra, en 1935, el estadio estaba en ruinas y su reconstrucción duró cuatro años. Fue reinaugurado el 15 de agosto de 1939, con un match por la Copa Chevallier Boutell contra la Argentina. El general José Félix Estigarribia, que ese día juró como Presidente de la República, dio el puntapié inicial.
Cuando a Paraguay le cupo organizar el sudamericano de 1953, tampoco había estadio capaz de albergar a tanta gente, ni infraestructura para recibir a las delegaciones y turistas. De nuevo se recurrió al exterior, y esta vez fue Perú la sede del torneo organizado por la LPF. El éxito económico fue rotundo, pero además se sumó el éxito deportivo. Fuimos campeones y con la plata ganada comenzó a construirse el estadio actual. Inaugurado en 1956, año en que la Liga cumplió su cincuentenario.
La selección paraguaya jugó una serie de encuentros para inaugurar la nueva cancha, que volvía a llamarse "Puerto Sajonia": perdimos 2:0 y 5:2 frente a Brasil, empatamos 2:2 contra Uruguay y caímos 1:0 con Argentina. La primera victoria internacional, en la nueva cancha, se produjo el 6 de junio de 1957: 5-2 frente a Bolivia, con dos goles de Juan Bautista Agüero, otros dos de Oscar Aguilera y el restante de Genaro "Avión Colí2 Benítez.
En 1970 se mudaron allí las oficinas administrativas de la Liga, y en 1972 recibió el nombre de Estadio de los Defensores del Chaco, bajo la presidencia de Humberto Domínguez Dibb. De aquí en adelante, la historia ya es más conocida. Juan Antonio Sosa Gautier, Gerónimo Angulo Gastón, Nicolás Leoz, Humberto Domínguez, Jesús Manuel Pallarés, Oscar Harrison y Juan Angel Napout fueron los presidentes bajo cuyos ejercicios el estadio fue creciendo. El sueño de realizar la Copa América en el país, se cumplió en 1999, y el de ganarles a los argentinos, en el año de 2005, en el marco de las eliminatorias para Alemania, con aquel recordado gol de Roque Santa Cruz.
Hoy el estadio es un moderno complejo edilicio, con capacidad para unas 40.000 personas, incluyendo los sectores reservados a los invitados, los sitios para la prensa, y los palcos particulares, dotado de un sistema automático de riego y un generador eléctrico propio, que garantiza la realización de los eventos, en cualquier circunstancia.
Y quienes esto escribimos opinamos que el Estadio de los Defensores del Chaco, por cuanto significó para el deporte y para el país durante la guerra con Bolivia, debe ser proclamado "Monumento Nacional".
Así empezó todo
Al comienzo, como ya lo dijimos en artículos anteriores, la mayoría de las canchas estaban en el Parque Caballero, pero ni esas ni las de los clubes diseminados por la ciudad llenaban las exigencias de un deporte que crecía y de un público cada vez mayor. El doctor Enrique L. Pinho, presidente de la Liga desde 1912 hasta 1922, vio la necesidad de construir un estadio. Contagió a los dirigentes de esa idea, y uno de ellos, Eduardo Schaerer, propietario de extensos terrenos en el "alejado barrio" de Sajonia, donó una propiedad donde para sede del estadio de la Liga.
Es, más o menos, la misma que actualmente ocupa nuestro principal coliseo, es decir, cuatro manzanas completas que aunque no fueron parte inicial de la donación, con el correr del tiempo, la Liga fue adquiriendo las propiedades vecinas, hasta completar su geografía actual. Allí empezó la construcción en 1915 y hay algunas anécdotas que pintan claramente el ahínco, el esfuerzo y el tesón que pusieron los dirigentes de entonces para llevar adelante la empresa.
Mulas de la discordia y más
El doctor Miguel Angel Bestard, investigador y autor deportivo, refiere en su libro "Paraguay: Cien años de Fútbol" algunos detalles de lo que tuvo que hacer el presidente, Pinho, para llevar adelante la construcción del estadio. Dice Bestard:
El ímpetu con el que el Dr. Pinho iba llevando adelante el sueño del Estadio constituye un hecho histórico realmente admirable. Siempre visitando las oficinas públicas y todo lugar donde pudiese encontrar algún apoyo el presidente de la Liga luchaba a brazo partido por el Estadio. Consiguió del Intendente Municipal, señor Egusquiza, un descuento especial para los obreros que trabajaban en la obra y que debían viajar en tranvía.
Consiguió del Club Mbiguá que se permitiese a los empleados de la Liga que en los días de regatas cobrasen una pequeña suma «pro estadio» a los tripulantes de las embarcaciones que pretendían observar gratuitamente el espectáculo.
Un día de 1915, el Dr. Pinho comunicó a la comisión directiva de la Liga haber comprado, por cuotas, una mula para ser empleada en las construcciones. Pocos días después, el capataz informó a la Liga que Don William Paats, presidente honorario, le había pedido prestado el animal para utilizarlo en algunas reformas de su domicilio particular y que al ser devuelto, al día siguiente, el animal estaba en tal mal estado que murió. Indignado, el Dr. Pinho, responsabilizó al señor Paats de la pérdida.
Contra viento y marea prosiguió la obra que concluyó en el año 1917. Ese año también tuvo punto final el grave cisma que durante más de cinco años sumió al fútbol en una profunda crisis que a punto estuvo de lograr la desaparición de la Liga. Se dispuso que el campeón de la Liga, Olimpia, y el campeón de la Liga Transitoria, Libertad, jugaran allí un partido cuyo ganador sería el campeón oficial de 1917. Fue bautizado con el nombre de "Estadio de Puerto Sajonia". Era pequeño, estaba orientado de este a oeste, y tenía capacidad para unos 10.000 aficionados.
El partido inaugural
Volvamos al relato de Bestard, acerca del partido inaugural del campeonato:
El gran partido final entre Olimpia y Libertad de donde debía surgir el campeón de 1917 del fútbol paraguayo unificado, se jugó en el flamante estadio de la Liga Paraguaya el 4 de noviembre de 1917, ante gran cantidad de público y autoridades nacionales. Bajaron a la gramilla del estadio de Sajonia, por Libertad: Portaluppi; Romero y Andreu; Pane, Masi y Cantuni; Caballero, Arbo, Gorostiaga, Villamayor y Almeida Huerta. Por el Olimpia: Gregorio Gorostiaga; Antonio Mena Porta y Laconich; Velázquez, Domínguez y Brítez; Hermosilla, Miguel Ángel Mena Porta, Caballero Alvarez, Varela y Carreras.
El match, encendido de emociones, fue una titánica lucha entre la delantera del Olimpia y la defensa del Libertad, donde brilló más que nunca el sensacional arquero, Angel Portaluppi. A los 38 minutos del segundo tiempo se produjo, en medio del abrumador dominio "decano", un fulminante contraataque gumarelo; Almeida Huerta hizo un disparo "envenenado" de larga distancia, atropelló Villamayor asediando al arquero, y el rebote fue tomado de "volea" por Rufino Gorostiaga que envió la pelota al fondo, por primera vez, en el Estadio y dando a la hinchada liberteña una de las más grandes satisfacciones de su historia. El público enloqueció y del palco oficial se arrojaron sombreros a la cancha "que fueron devueltos galantemente" por los emocionados jugadores.
Otros nombres, otras glorias
En 1924, admirados los dirigentes por el triunfo uruguayo en los juegos olímpicos, fue denominado "Estadio Uruguay", pero después se volvió a su antiguo nombre. Ese año le tocaba a la Liga Paraguaya de Fútbol organizar el campeonato sudamericano, pero nuestro país no tenía condiciones para hacerlo, de modo que la Liga propuso y la Confederación aceptó organizar el torneo en el Uruguay, que ese año había ganado el campeonato olímpico en Colombes (Francia).
Con la experiencia organizativa de los uruguayos y el fervor de su público, la Liga Paraguaya de Fútbol hizo un buen negocio. La sede del torneo fue el estadio del "Parque Central" y cada delegación recibió 10 francos oro por día de viático, por persona, hasta 22 representantes. Cada delegación fue cómodamente alojada con todos los gastos pagos, desde su arribo hasta 5 días después de concluida la contienda. Al final, cada país embolsó 800 francos oro por su participación.
Con el dinero ganado como utilidad del torneo antes el organizador corría con todos los gastos y se quedaba con la utilidad la Liga Paraguaya remodeló y amplió el estadio de Sajonia, dotándole de mayor capacidad y mejores comodidades para el público y para la prensa. La obra concluyó en agosto de 1925, y el estadio fue rebautizado: se llamó "Uruguay" a partir de entonces, como homenaje a los campeones olímpicos y, obviamente, fue invitada la selección uruguaya a jugar el partido inaugural. Ganamos 1:0 con gol de Gerardo Rivas.
Durante la Guerra del Chaco fue campo para la movilización del ejército y luego de concentración para los prisioneros bolivianos. Al terminar la guerra, en 1935, el estadio estaba en ruinas y su reconstrucción duró cuatro años. Fue reinaugurado el 15 de agosto de 1939, con un match por la Copa Chevallier Boutell contra la Argentina. El general José Félix Estigarribia, que ese día juró como Presidente de la República, dio el puntapié inicial.
Cuando a Paraguay le cupo organizar el sudamericano de 1953, tampoco había estadio capaz de albergar a tanta gente, ni infraestructura para recibir a las delegaciones y turistas. De nuevo se recurrió al exterior, y esta vez fue Perú la sede del torneo organizado por la LPF. El éxito económico fue rotundo, pero además se sumó el éxito deportivo. Fuimos campeones y con la plata ganada comenzó a construirse el estadio actual. Inaugurado en 1956, año en que la Liga cumplió su cincuentenario.
La selección paraguaya jugó una serie de encuentros para inaugurar la nueva cancha, que volvía a llamarse "Puerto Sajonia": perdimos 2:0 y 5:2 frente a Brasil, empatamos 2:2 contra Uruguay y caímos 1:0 con Argentina. La primera victoria internacional, en la nueva cancha, se produjo el 6 de junio de 1957: 5-2 frente a Bolivia, con dos goles de Juan Bautista Agüero, otros dos de Oscar Aguilera y el restante de Genaro "Avión Colí2 Benítez.
En 1970 se mudaron allí las oficinas administrativas de la Liga, y en 1972 recibió el nombre de Estadio de los Defensores del Chaco, bajo la presidencia de Humberto Domínguez Dibb. De aquí en adelante, la historia ya es más conocida. Juan Antonio Sosa Gautier, Gerónimo Angulo Gastón, Nicolás Leoz, Humberto Domínguez, Jesús Manuel Pallarés, Oscar Harrison y Juan Angel Napout fueron los presidentes bajo cuyos ejercicios el estadio fue creciendo. El sueño de realizar la Copa América en el país, se cumplió en 1999, y el de ganarles a los argentinos, en el año de 2005, en el marco de las eliminatorias para Alemania, con aquel recordado gol de Roque Santa Cruz.
Hoy el estadio es un moderno complejo edilicio, con capacidad para unas 40.000 personas, incluyendo los sectores reservados a los invitados, los sitios para la prensa, y los palcos particulares, dotado de un sistema automático de riego y un generador eléctrico propio, que garantiza la realización de los eventos, en cualquier circunstancia.