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Pero al hacer un análisis de la final perdida ante el Atlético Mineiro (2-0 en el partido y 4-3 en penales), nos quedan algunos puntos que, a nuestro criterio, se tornaron claves para que la cuarta Libertadores no llegara a las vitrinas de Para Uno.
* La sequía de los goleadores. Primero está la racha de Fredy Bareiro, que no atinó cuando más se lo necesitaba. Completó 6 partidos sin gol en la Copa (su último grito fue el 16 de mayo en el 2-0 ante Tigre). El Zorro tuvo en sus pies dos remates que podrían haber cambiado historia; el primero en Asunción, cuando solo frente a la portería sin custodia remató afuera (se podría haber sacado ventaja de 3-0); y el segundo en Belo Horizonte cuando disparó contra el cuerpo del arquero Víctor desde una posición inmejorable (iba a ser para el 1-0). Ambas son jugadas que los grandes goleadores no deberían fallar.
Después está la acción de Ferreyra en el Mineirão, que será recordada tristemente. A siete minutos del final, el Tanque esquivó la salida del arquero y cuando encaraba para definir, se resbaló perdiéndose así lo que podría haber sido el empate 1-1.
* Las artimañas del rival. Atlético Mineiro se valió de todas las artimañas para tratar de desestabilizar a Olimpia. Recurrió a sus hinchas para no dejarle dormir a los jugadores en el hotel con gritos y explosión de petardos en la víspera del partido. Luego se encargó de mojar el campo de juego del Mineirão para incomodar a los franjeados, y lo consiguió: Pittoni resbaló por la pista húmeda al intentar rechazar el balón y dejó servido a Jó para el primer gol, luego otro resbalón impidió que el Tanque culminara una jugada de gol.
* Los penales. Muchos no le dan tanta importancia y afirman que los penales son una lotería, pero las tandas desde los 12 pasos han definido hasta copas mundiales. Por eso los técnicos estudiosos consideran esta definición como jugada estratégica y hacen practicar a sus jugadores, inclusive con vídeos y estadísticas de los arqueros y penaleros.