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En estos días se han cumplido ocho años del fallecimiento de Benjamín Laterza, una de las figuras más importantes que ha tenido el fútbol paraguayo. Fue jugador de nota que brilló en Cerro Porteño, en la Selección y en varios clubes argentinos como Rosario Central, River Plate y Colón de Santa Fe. Si bien su vida toda vale la pena ser recordada, en este espacio solo queremos recordar su faceta de director técnico, ya que fue este paraguayo quien, adelantándose a todos en el mundo, creó innovaciones tácticas fundamentales en el fútbol de todos los tiempos.
Algo muy importante es que Laterza no se remitió solamente a probar en la cancha los esquemas tácticos sino que dejó un legado escrito sumamente valioso que, gracias a su hijo, el Dr. Osvaldo Laterza, será editado un volumen con todas sus enseñanzas.
Mi experiencia personal con Benjamín Laterza data de mi niñez y juventud en Salesianito y, en el campo periodístico, alrededor de 1970, cuando "Don Benja" fue llamado a dirigir la selección juvenil campeona sudamericana de 1971. Con Fernando Cazenave, amigo y vecino suyo en Vista Alegre, Julio del Puerto, Carlos Areco, José Antonio Bianchi compartimos varias tertulias con él. Y supimos de su trabajo y de su obra.
En 1971 escribió un trabajo espectacular denominado "El Elemento Tiempo", una de cuyas copia obra en mi poder desde aquel entonces. Recuerda Laterza que cuando el mundo estaba entusiasmado por el 4-2-4 que llevó al Brasil de Pelé a dos campeonatos del mundo, obligado por un plantel limitado, y ante rivales de mayor jerarquía, ideó el 4-3-3 para darle al plantel de Atlético Tembetary recién ascendido, posibilidades de salir airoso.
Y así nació el cerrojo, que después sería famoso en el mundo entero, con dos laterales, un "líbero" y un "stopper" como se dice hoy, y que en realidad no son figuras nada nuevas.
Pero no para allí la capacidad creativa de Laterza porque, en 1970, al frente de River Plate, en una situación similar a la de Tembetary, pensó en un nuevo esquema: el 4-4-2, tan en boga actualmente, con el que pudo hacer frente con éxito (y vaya que River causó dolores de cabeza ese año) a rivales muy pintados. Recuerda que Brasil ganó la Copa del Mundo de México con este esquema: cuatro defensores, cuatro volantes (Gerson y Clodoaldo más atrasados y Rivelinho y Pelé más adelantados) dejando en punta a Jairzinho y Tostao. Y que al año siguiente, Olimpia gana el campeonato con Tito Correa y Godoy como volantes atrasados, y Benicio Ferreira y Verza más adelantados.
En los numerosos escritos que dejó Benjamín Laterza hay lecciones muy valiosas que, además de dirigir, enseñaba y que muchos de los que fueron sus pupilos hoy son exitosos entrenadores. En el "Elemento Tiempo" sostiene que todas las modificaciones tácticas a lo largo de la historia desde el 1-1-9 hasta los complicados 1-3-2-2-1-2 del que se habla hoy, no fueron sino producidas por la necesidad de ganar tiempo cuando tenemos la pelota, y de impedir que el rival la tenga, alejando o acercando las líneas entre sí. No se entienda esto de "perder tiempo" como tirar la pelota afuera, las simulaciones, las discusiones, etc. Tan comunes hoy día. Se trata de aprovechar el tiempo a favor del equipo de la mejor manera posible.
Ojalá que pronto podamos disfrutar de los textos que nos dejo como herencia este verdadero "profeta" del fútbol.
Algo muy importante es que Laterza no se remitió solamente a probar en la cancha los esquemas tácticos sino que dejó un legado escrito sumamente valioso que, gracias a su hijo, el Dr. Osvaldo Laterza, será editado un volumen con todas sus enseñanzas.
Mi experiencia personal con Benjamín Laterza data de mi niñez y juventud en Salesianito y, en el campo periodístico, alrededor de 1970, cuando "Don Benja" fue llamado a dirigir la selección juvenil campeona sudamericana de 1971. Con Fernando Cazenave, amigo y vecino suyo en Vista Alegre, Julio del Puerto, Carlos Areco, José Antonio Bianchi compartimos varias tertulias con él. Y supimos de su trabajo y de su obra.
En 1971 escribió un trabajo espectacular denominado "El Elemento Tiempo", una de cuyas copia obra en mi poder desde aquel entonces. Recuerda Laterza que cuando el mundo estaba entusiasmado por el 4-2-4 que llevó al Brasil de Pelé a dos campeonatos del mundo, obligado por un plantel limitado, y ante rivales de mayor jerarquía, ideó el 4-3-3 para darle al plantel de Atlético Tembetary recién ascendido, posibilidades de salir airoso.
Y así nació el cerrojo, que después sería famoso en el mundo entero, con dos laterales, un "líbero" y un "stopper" como se dice hoy, y que en realidad no son figuras nada nuevas.
Pero no para allí la capacidad creativa de Laterza porque, en 1970, al frente de River Plate, en una situación similar a la de Tembetary, pensó en un nuevo esquema: el 4-4-2, tan en boga actualmente, con el que pudo hacer frente con éxito (y vaya que River causó dolores de cabeza ese año) a rivales muy pintados. Recuerda que Brasil ganó la Copa del Mundo de México con este esquema: cuatro defensores, cuatro volantes (Gerson y Clodoaldo más atrasados y Rivelinho y Pelé más adelantados) dejando en punta a Jairzinho y Tostao. Y que al año siguiente, Olimpia gana el campeonato con Tito Correa y Godoy como volantes atrasados, y Benicio Ferreira y Verza más adelantados.
En los numerosos escritos que dejó Benjamín Laterza hay lecciones muy valiosas que, además de dirigir, enseñaba y que muchos de los que fueron sus pupilos hoy son exitosos entrenadores. En el "Elemento Tiempo" sostiene que todas las modificaciones tácticas a lo largo de la historia desde el 1-1-9 hasta los complicados 1-3-2-2-1-2 del que se habla hoy, no fueron sino producidas por la necesidad de ganar tiempo cuando tenemos la pelota, y de impedir que el rival la tenga, alejando o acercando las líneas entre sí. No se entienda esto de "perder tiempo" como tirar la pelota afuera, las simulaciones, las discusiones, etc. Tan comunes hoy día. Se trata de aprovechar el tiempo a favor del equipo de la mejor manera posible.
Ojalá que pronto podamos disfrutar de los textos que nos dejo como herencia este verdadero "profeta" del fútbol.