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El equipo azulgrana no pudo traducir en gol la clara superioridad exhibida sobre Católica en la primera etapa. Los circuitos del Ciclón creados por las dos bandas resultaron casi indescifrables para los chilenos.
La sociedad por la derecha, compuesta por Carlos Bonet, Julio dos Santos y Matías Corujo, con el apoyo de Beltrán, produjo grietas en la defensa de los cruzados. Por la izquierda, Fidencio Oviedo hizo el trabajo sucio de recuperador y dejaba mansa la pelota a los pies de los hermanos Romero, quienes con precisión y rapidez desequilibraron varias veces la retaguardia de los “cruzados”.
Sobre los 24 minutos se produjo la mejor oportunidad de desnivelar para el Ciclón. Entrada de Corujo de derecha al medio y pase que dejó solo al “melli” Ángel, que remata al gol, pero pudo más el achique del golero Toselli para desviar el balón. Un minuto después, nuevamente Ángel se escapa por la izquierda, pero su centro al medio del área grande no puede ser conectado por Beltrán.
En los últimos 20 minutos, el asedio cerrista se acentuó, pero el arco “católico” mantuvo su valla imbatida, concluyendo el primer acto sin abrirse el marcador.
En la complementaria, Francisco Arce hizo ingresar enseguida a José Ortigoza, buscando romper la igualdad.
Sin embargo, Católica fue el que abrió el marcador, cuando se jugaban 13 minutos de juego. Jugada entre Meneses y Álvarez en la cabecera derecha del área cerrista, centro del capitán chileno que es aprovechado por Ismael Sosa para marcar de cabeza el tanto visitante.
El sorpresivo gol chileno destartaló anímicamente a la defensa cerrista y los “cruzados” de contragolpe estuvieron varias veces a punto de aumentar la diferencia.
El partido se fue sin que se produjera la igualdad cerrista, para dar lugar a la clasificación de los chilenos y a la inmensa y prematura desilusión de los hinchas del Ciclón ante el nuevo contraste en la aventura internacional.