Un lateral desde el alma

Justo Jacquet fue de esos futbolistas que nacen para un puesto y se identificaron con él a lo largo de su carrera. Lateral izquierdo por excelencia, fruto de la cantera del Ciclón de barrio Obrero, llegó a hacerse famoso por sus saques de mano que fueron tan temidos como aquellas jugadas con pelota detenida, porque eran pases de gol. Cómo aprendió a hacerlo y lo que significa vestir la camiseta de Cerro Porteño, nos comenta Justo, en este diálogo de cuarentena.

Justo Jacquet, de inclinaciones musicales, se deleita en un rincón de su residencia ejecutando su instrumento favorito, el gualambau, de origen indígena, con cuerdas, que le ayuda a distenderse en esta época de cuarentena.
Justo Jacquet, de inclinaciones musicales, se deleita en un rincón de su residencia ejecutando su instrumento favorito, el gualambau, de origen indígena, con cuerdas, que le ayuda a distenderse en esta época de cuarentena.

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“Estamos concentrados en la casa ante esta situación de la pandemia porque ijetu’u ko asunto”, empezó diciendo Justo Pastor Jacquet Muñoz, padre de familia, preocupado por la crisis que se vive en estos momentos en nuestro país y en el mundo. “No es joda esta emergencia que tenemos. Yo me informo a través de la prensa y en mi casa tratamos de cuidar todos los detalles para no vernos afectados de ninguna forma. Esperemos que el Estado cumpla su función y que la ciudadanía reciba la asistencia necesaria en cuanto a salud y alimentación”.

Nacido el 9 de setiembre de 1961, Jacquet refirió: “Estoy viviendo con mi familia en el centro de San Lorenzo. Yo nací en San Ignacio Misiones, de donde es oriundo mi padre, Cosme Damián Jacquet, el mismo valle de Carlos Guirland. Pero con pocos días ya vinimos a Asunción junto con mi madre, Antonia Muñoz, que es de Fernando de la Mora. Ambos viven actualmente en el barrio Santa Lucía de Lambaré. Somos cuatro hermanos en total. Dos varones y dos mujeres. Yo soy el mayor, María Antonia, Carlos Agustín y Luz Bella”.

Jacquet vive con su esposa, Marta Elizabeth Meza, y sus hijos, Melisa, María Elena y Rodri Nicolás.

De su comienzo en el fútbol señaló: “Comencé a jugar en las Inferiores de Cerro Porteño, hice todo el proceso. En el ‘77 arranqué en la Cadete. En el ‘80 llegué a la Juvenil y de ahí ya pasé a la Primera donde debuté con 21 años. Siempre jugué de lateral izquierdo. Pero en determinados momentos, cuando ya tuve experiencia, llegué a jugar de central, volante, inclusive de número 10, ya en la Primera”.

Además: “El técnico era Egidio Landolfi, quien me dio la posibilidad de integrar ese grupo de grandes jugadores como Mariano Pesoa, Aldo Florentín, Francisco Carmona, Milton Acosta, Ignacio Fernández. Jugaban varios en mi puesto, Yaka Melgarejo, Paulino Rivas Chena. Después subí y debuté contra Guaraní en el ‘81 en Dos Bocas. Empatamos 1-1”.

Agregó: “En la Primera de Cerro jugué 12 años. Fuimos campeones en el ‘87, después en el ‘90 y ‘92. También ganamos un torneo República en ese tiempo. Tuve el honor de integrar la selección desde el ‘83 hasta el 91. Estuve en la Copa América del 87, 89 y 91”.

Siguió: “Para el Mundial de México ‘86 jugué todas las eliminatorias. Paraguay fue para jugar el repechaje contra Chile. Pero en el último partido por el campeonato contra Libertad, antes de ir a la selección para esos partidos, tuve una lesión bastante grave: desgarro del aductor izquierdo. Ahí perdí la posibilidad de jugar ese Mundial. El proceso de recuperación fue largo. Tuve seis meses de inactividad. Costó tomar el ritmo de nuevo porque era en una parte delicada. Recuerdo que Vladimiro Schettina jugó el repechaje en mi lugar y estuvo en el Mundial de México”.

Comparando con el sistema actual de dos campeonatos por año, opinó: “Ahora es fácil con este sistema sumar títulos. Para mí no es campeonato el que se logra de esa forma. El mérito es ganar una competencia que abarque todo el año. No sé si es conveniente o no el sistema actual, pero se hace más fácil para un equipo que está mejor estructurado. En nuestra época había más posibilidades y era largo el torneo. Ahora si un equipo se escapa, se va, en un semestre ya es campeón, y si gana los dos, es bicampeón”.

Con la selección “tengo muchos recuerdos. Aquella famosa definición con la monedita en el ‘83 contra Brasil. Eso fue muy doloroso para todos nosotros, porque era injusta la forma que nos eliminamos. Surgieron muchos comentarios, porque según los periodistas que estuvieron en ese momento, la moneda cayó primero a favor de Paraguay y luego se cambió. Se comentaba que era por el tema de la TV, porque Paraguay contra Uruguay no era conveniente para el negocio y creo que hasta nuestros dirigentes se confabularon, según los comentarios que escuché entonces”.

Añadió: “En la siguiente Copa en Argentina se jugó en una sola sede. Nos tocó Rosario contra Bolivia y Colombia, perdimos los dos partidos. En el ‘89, en Brasil estuvimos en Bahía, con el técnico Luján Manera y el PF fue Macaya Marquez (Gabriel). Clasificamos primeros en el grupo y llegamos entre los cuatro primeros. En Chile ‘91 quedamos por el camino”.

spena@abc.com.py

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