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En realidad, el magnate que ha hecho del deporte todo un caldo de cultivo para sus propósitos de poder, nunca dejó de estar involucrado en muchos aspectos que hacen al fútbol. De hecho, las contrataciones de técnicos y jugadores para la entidad liberteña e incluso para la selección nacional, pasaron siempre por su “lapicera” o mejor dicho por su “billetera”. De otro modo jamás un club de poco arraigo popular hubiera tenido la facilidad de contratar costosos profesionales y de pagar salarios astronómicos que no se ajustan a la realidad de nuestro medio y más bien corresponden a ligas mucho más organizadas y bien posicionadas en el mercado internacional.
No olvidamos que el mismo Ramón Díaz, quien hoy está de vuelta al fútbol paraguayo dirigiendo a Libertad, había venido en el avión particular de un amigo de Cartes cuando fue contratado para la selección nacional y el acuerdo contractual se hizo en el domicilio del entonces mandatario de la nación, que por lo visto tenía tiempo y ni qué decir dinero, para tomar por cuenta propia dichas gestiones en medio de la consabida orfandad dirigencial de la cual padece nuestro deporte.
Claro, eran “vacaciones”, según lo aseveró días pasados. Esos “cinco años de vacaciones”, costaron mucho más caro aún que todas las contrataciones realizadas para el club donde este personaje construyó su “búnker”. El alto costo de dichas “vacaciones” de poder no lo pagó Cartes, sino que lo pagamos todos y lo seguirán pagando las generaciones venideras de paraguayos con un endeudamiento descomunal para el Estado, que en realidad no vemos forma de que sea pagada a no ser con el acogotamiento del obrero, del estudiante, de las mujeres trabajadoras, de ese “Juan Pueblo” que es en verdad la “materia prima” para que esta clase de inescrupulosos realicen todo tipo de trapisondas que poco y nada benefician al pueblo y sí a un selecto grupo de poder económico que hace girar y reproducir el dinero en su entorno.
Después, nos dejan como “presentes” los mamotretos como el proyecto metrobús, obras que son ultrasobrefacturadas, repartidas entre la misma gente para su realización, sin importar que luego queden inconclusas o que la calidad no se corresponda con el dinero que se sacó del Estado Paraguayo, con los bonos soberanos, de los cuales jamás se rindieron cuenta.
Durante sus “vacaciones” en el sillón presidencial, Cartes también se ha dedicado al buen relacionamiento con países vecinos y más lejanos. Como ejemplo tenemos el “acuerdo” con su par, Mauricio Macri, entonces presidente argentino, con respecto a la represa de Yacyretá, un gran gol en contra para el Paraguay, que todavía algunos pocos legisladores desean anular o al menos corregir.
De mil amores con el gobierno israelí, incluso su guardia privada era de esa nacionalidad (o lo seguirá siendo), Cartes promovió la venta de nuestros recursos hídricos a manos del sionismo, algo que no sabemos si fue concretado o no, ya que eso siempre se negocia por lo bajo y los “comunes” nos enteramos cuando ya todo ha sido cocinado y solo nos corresponde pagar.
Podríamos seguir enumerando las “bondadosas” gestiones del expresidente durante su período “vacacional”. Pero como deportistas, que anhelamos tiempos mejores para nuestro fútbol, nos indigna y nos revela, que este deporte siga siendo un lavadero donde nadie pierde reputación, ni aún quienes a todas luces se enriquecen a su costa y construyen plataformas para acceder a altos cargos en el gobierno o en la Conmebol, FIFA, etc., dejando a su paso el empobrecimiento cada vez más acentuado del balompié nacional.
“Vuelvo con muchas ganas”, señaló también Cartes, refiriéndose al fútbol paraguayo, que al parecer lo soporta todo. ¿Ganas de qué? Pronto lo sabremos, con seguridad.
spena@abc.com.py