El deporte es el mejor “refugio” para los jóvenes

Corrió desde pequeño, pero no con la pelota, sino con sus familiares por la crecida del río. Juan Ramón Cáceres, el chico de 17 años que viene de debutar en el primer equipo de Sol de América con gol y triunfo en la Copa Paraguay, vive en el Refugio RI 14 de Tacumbú. Desea una casa para la madre y un mausoleo en honor a su abuela. Sus sueños se cumplirían mucho antes de lo imaginado.

El deporte es el mejor “refugio” para los jóvenes
El deporte es el mejor “refugio” para los jóvenes

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La nueva competencia de integración de la matriz de nuestro fútbol tiene su magia, porque mediante la misma surgen jugadores con ganas de triunfar y que tienen sus historias, algunas de ellas conmovedoras como la de Juan Ramón Cáceres López, el mediocampista central solense nacido el 30 de marzo del 2002 y que es del Bañado Sur de Tacumbú.

“Desde los seis años estuve en la escuela de fútbol de Sol de Quinta Avenida y a los 12 pude competir en inferiores”, que consiste en el primer paso importante en el fútbol formativo, referenció Juan, cuya familia está compuesta por sus padres Ceferino Ramón y Cecilia Marlene, además de su hermano mayor Alejandro David.

Sus estudios los hizo en el colegio Juan León Mallorquín y siempre supo convivir con las necesidades. Lo justo y necesario en cuanto a alimentación y vestimenta; a veces había para el recreo, muchas veces no, pero con mente positiva para llevar el día a día, esperando un futuro mejor

“Mi mamá trabaja limpiando en las casas y papá en tema de los barcos”, señaló Juan, quien necesitaba rebuscarse para sus gastos. “ayudaba a mi tía, iba a traer cosas de Clorinda, a cuidarles a mis sobrinos”. Todo sea por ganarse unos guaraníes y así evitar la molestia a sus progenitores, cuyos ingresos son reducidos y en época de vacas flacas, prácticamente nulos.

Con su gente, siempre está pendiente de las condiciones climáticas. “Muchísimas veces salimos de casa, es un problema que se presenta siempre. Esta es la etapa más larga que estamos en el refugio y la verdad no da gusto”, comentó.

Como en todos lados, existen personas buenas y otras que se dedican a delinquir, generando zozobra permanente y que por la necesidad, son capaces de “desplumarte”. Por ser de la zona, por lo general zafa, pero de todas maneras queda afectado por las carencias existentes y que obligan a muchos a transitar por el camino equivocado.

“Es como que ya te acostumbrás; si te descuidás, te sacan todo; gracias a Dios no nos robaron todavía”, indicó Cáceres, quien desea salir pronto del albergue, porque no todos tienen un comportamiento adecuado y se registran despojos constantes que hacen que las personas del barrio los miren de manera distinta; como se dice, les ponen todos en la misma bolsa a la hora de brindar un concepto sobre los bañadenses. “Es un sufrimiento, para qué decir otra cosa. No es como estar en casa, por la higiene. Hay gente que no cuida... (los sanitarios portátiles) y es insoportable entrar. Nosotros nos vamos donde trabaja mi madre para bañamos y después volvemos, no hay otra alternativa”, confesó.

En lo deportivo, Juan admira a nivel internacional al español Iniesta y en el plano local a Jorge Mendoza, con el que le toca compartir a diario en el plantel danzarín.

A la consulta de cómo cubre sus gastos, el deportista manifestó recibir la mano solidaria de Juan Manuel Miguel Figueredo, el hermano del presidente del club, que le da un pequeño sueldo y que por anotar su primer gol, le recompensó con 200.000 guaraníes, una suma que para algunos podrá resultar baja, pero que para él tiene su gran importancia. Es que cualquier caldito es alimento.

Luego de su actuación a mitad de semana, sus conocidos y amigos le brindaron la calidez necesaria en la fría noche en el refugio. Su estreno tuvo el condimento especial de su tremenda anotación, una de las mejores de la actual edición. “Me felicitaron por el gol, que siga adelante y principalmente que no pierda la humildad”, afirmó.

Juan es hincha de Cerro Porteño, pero defenderá los colores de Sol de América “a muerte”, por el deseo de salir adelante y porque es el club que eligió para jugar al fútbol y que brinda oportunidades a los jóvenes de su cantera.

A la consulta de qué haría si tuviese una buena ganancia en el deporte, la respuesta fue esta: “Compraría a mi mamá una casa, porque donde estamos es difícil, siempre va a venir el agua y quiero sacarla de ahí”. Pero eso no es todo. “A mi abuela, que está arriba (fallecida), hacerle un panteón nuevo porque donde está... Quiero hacerle uno lindo; gracias a Dios me salió todo bien en mi debut y el gol fue dedicado a ella”.

Y como la centenaria institución azul, con sede en barrio Obrero y estadio en Villa Elisa, se caracteriza por sus actos de solidaridad, su principal dirigente, Miguel Ángel C. Figueredo, nos adelantó que “los sueños están para cumplirse”, así que Cáceres puede empezar a frotarse la manos y redoblar esfuerzo, que lo bueno está por llegar.

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