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El cefalópodo, de unos 30 centímetros de largo, se metió en un hueco en el interior de su tanque, estirando su cuerpo, posteriormente recorrió unos 50 metros de tubería para finalmente llegar hasta el océano Pacífico, perdiéndose en el mar. El rastro dejado por el animal permitió a los responsables del zoológico recrear su increíble huida e incluso destacaron su astucia y le desearon suerte, según recoge el diario La Tercera de Chile.