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Durante tres años, los investigadores fueron encontrando pequeños fragmentos de vidrio bajo los restos de un edificio destinado al culto religioso en el yacimiento arqueológico de la antigua ciudad ibero-romana de Cástulo, en el sur de España. Pero fue en julio cuando hallaron unos pedazos que, por su tamaño y por motivos que contenían, permitieron reconocer que se trataba de un documento arqueológico excepcional, según el jefe del proyecto, Marcelo Castro.