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La obra, que contó con el apoyo económico de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), contiene información detallada y rigurosa de 80 especies de plantas medicinales que se tienen en el Paraguay. La misma fue posible gracias al trabajo multidisciplinario de bioquímicos, botánicos, fitoquímicos y técnicos de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).
Aunque el trabajo lo lideró el profesor Ferro, otros profesionales ayudaron en su producción. Los catedráticos e investigadores Derlis Ibarrola, Rosa Degen de Arrúa y Nelson Alvarenga fueron los principales colaboradores de esta empresa científica, que se presentó en el año 2011 y que hoy está a disposición de científicos e interesados en esta área.
El catálogo abarca desde el origen de las plantas, pasando por las descripciones botánicas, composición química y principios farmacológicos. El libro está destinado a todo tipo de público, ya que, aunque dispone de mucha información científica, está dirigida al público neófito en el tema. Sin embargo, también es una fuente de consulta para académicos e investigadores de diversas áreas.
Desde 1986
La idea del catálogo había comenzado conjuntamente con la Universidad de Toyama de Japón.
Ya se había hecho algo similar en el año 1986, aunque las imágenes de las plantas y los textos estaban en japonés y, solo algunos, en castellano.
“El breve catálogo se hizo como parte de un proyecto, así que se acabó pronto. Lo que queríamos hacer después era una especie de monografía de las plantas medicinales, los aspectos etnobotánicos y etnofarmacológicos. Lo que hubiera de información química y biológica lo teníamos que incluir. La idea estaba gestada desde hace mucho tiempo”, resaltó Ferro.
El investigador señaló que después de dos décadas la cooperación japonesa les ofreció la posibilidad de hacer una reedición del material de 1986.
“Lo que hicimos fue cambiar el formato. Elaboramos un conjunto de monografías, de 80 plantas medicinales, principalmente elegimos el número por cuestiones de presupuesto. No es un trabajo personal o una idea enteramente mía, sino de un grupo de profesionales”, recalcó.
Afirmó que el Premio Nacional de Ciencias genera una visibilidad social que difícilmente tiene la gente que hace ciencia, ya que la visibilidad de los científicos en los medios apunta más a otras cosas, al modo de ver del bioquímico.
Expresó que la divulgación y la comunicación científica son fundamentales para nuestro país y que la ciencia debe valorarse más en nuestra sociedad.
“Que, por ejemplo, el primer trasplante de hígado sea tapa del diario más completo del país es interesantísimo. Es un mérito para la ciencia y la medicina locales. Esto es transferencia de tecnología con una base sólida, no simplemente contar con una receta y aplicarla, sino traer tecnología educando gente para seguir creciendo”, explicó.
Dijo que gracias a la transferencia tecnológica se podrán innovar y adaptar situaciones que solo se dan aquí y no en otras partes.
“No tengo una visión corrosiva al respecto. Falta hacer muchas cosas aquí. Conozco el trabajo que conlleva hacer esto, cuando no hay antecedentes, es mucho más difícil. Cortarle las alas al que quiere innovar es un lujo que no nos podemos dar”, añadió Ferro.