Llevamos a la Tierra más cerca de su destrucción

En el año 1969 el mundo consumía al mismo ritmo que la Tierra producía, una situación que año a año fue degradándose a causa de la sobreexplotación de la tierra y el mar y que ha provocado que en 2017 la capacidad que tiene el planeta de regenerarse de forma sostenible se acabe.

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Actualmente consumimos más allá de lo que la Tierra puede crear naturalmente, forzándola y llevándola más cerca de su destrucción. Es la alerta que ha lanzado la ONG medioambiental Global Footprint Network que cada año mide como el “presupuesto ecológico anual” de la Tierra se agota antes y determina el “Día de la sobrecapacidad del planeta”, una jornada que cayó en el día de ayer.

Esta marca se calcula comparando el consumo total anual de la humanidad (huella ecológica) con la capacidad de la Tierra de regenerar en un año los recursos naturales renovables (biocapacidad). Al sobreexplotar el planeta, provocamos deforestación, sequía, escasez de agua, erosión del suelo, pérdida de biodiversidad e incremento del dióxido de carbono en la atmósfera.

¿Cómo sucede esto? Porque los humanos pescamos más de lo que deberíamos, cultivamos más de lo necesario, talamos demasiados bosques y emitimos más dióxido de carbono del que los árboles disponibles pueden absorber, advierte la organización. De hecho, las emisiones de carbono representan el 60 por ciento de la huella ecológica de la humanidad.

 Otros ámbitos que determinan la huella ecológica son la manera en que construimos y gestionamos nuestras ciudades y la cantidad de población.

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