La UNA debe mutar a universidad de investigación, aseguran científicos

Los doctores Antonio Cubilla y Benjamín Barán coincidieron en que la Universidad Nacional de Asunción, UNA, debe mutar a un centro de investigación, para no seguir relegado en los rankings regionales. Piden más recursos económicos para que la casa de estudios pueda dedicarse a hacer más y mejor ciencia.

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La UNA se ubicó en el puesto 101 a nivel América Latina, en el QS World University Rankings, bajando 23 lugares con respecto a la medición anterior. La universidad destina un promedio de 100.000 dólares anuales a investigaciones y tiene un total de 62 docentes investigadores, además de 12 revistas especializadas.

Para el profesor Antonio Cubilla, del Instituto de Patología e Investigación, en la UNA se priorizan la docencia y la formación profesional, no así la investigación. Para este Premio Nacional de Ciencias 2002, ya no se discute que el parámetro de excelencia de una alta casa de estudios es la investigación científica.

“Así lo entendieron las universidades chilenas, que hace 20 años ni soñaban en figurar en algún ranking. Hoy junto a otras del Brasil, que también lo entendieron, lideran en América Latina”, señaló.

Según Cubilla, las autoridades anteriores de la UNA han hecho algún esfuerzo, pero aún insuficiente, para mejorar la investigación. Comenta que se crearon departamentos de investigación, cursos de metodología, acceso a revistas y libros, algunos pocos salarios más decentes para docentes investigadores.

“Se requiere de profundas transformaciones del ethos exclusivamente docente al del investigador. Como hicieron las universidades chilenas se debe cambiar la misión, y de un modelo profesionalista mutar al de una universidad de investigación”, consideró.

También, según Cubilla, hay que incentivar los ambientes académicos que favorezcan la actividad creativa y la producción original de conocimientos. “En este mundo global interconectado el estudiante prácticamente puede aprender solo, con los materiales naturales didácticos de su disciplina y la lectura”, manifestó.

La mayor dificultad, para este investigador, se relaciona con la falta de ambientes académicos y la excesiva burocracia, lo primero favorece la marginalidad del científico y lo segundo, restringe libertades básicas necesarias para la actividad creativa. Otro problema que ve, aunque menor en relación con lo citado, es la falta de recursos económicos.

Conocer el ranking

Para el profesor Benjamín Barán, investigador de la UNA y de la UCA, el punto de partida es entender cómo se hace un ranking de universidades.

“Muchos rankings empiezan contando el número de premios Nobel generados en una universidad, y ya de raíz la universidad paraguaya empieza mal”, puntualizó.

Barán, Premio Nacional de Ciencias 1996, dijo que también se cuenta el número de profesores con un doctorado que se encuentren publicando activamente, dividido el número total de profesores, por lo que Paraguay sigue mal en el ranking, puesto que faltan más profesores que tengan doctorados y que publiquen afuera.

“El siguiente factor más relevante es el número de publicaciones y citaciones científicas por docente, donde tampoco logramos destacarnos al tener muy pocos profesores científicos que publican activamente, y lo poco que logran publicar, se divide por el número total de docentes que incluye a un extraordinario número de docentes no-científicos, haciendo que esta figura de calidad sea diminuta”, expresó.

Agregó que los demás factores en los que tal vez podamos intentar ser algo más competitivos, son menos relevantes en el cálculo, por lo que “aún esmerándonos en dictar buenos cursos, cumplir programas académicos o tener un buen seguimiento y apoyo a exegresados, no podremos mejorar mucho nuestra posición en un ranking sin darle la debida importancia al porcentaje de docentes científicos, haciendo que estos lleguen a ser la mayoría y no lo excepción”.

Según Barán, hay varias soluciones para la UNA. “Hay que ir aumentando paulatinamente el número de docentes científicos frente al porcentaje de docentes no-científicos, alentando y premiando la publicación científica de sus docentes, lo que naturalmente traerá un incremento en el número de citaciones, lo que alguna vez nos llevará a tener un premio Nobel paraguayo”, indicó.

Añadió que es más fácil criticar la metodología de un ranking que invertir en cumplir con los parámetros internacionales.

Dependencia tecnocientífica

Para Cubilla, la ausencia de Paraguay en la sociedad global del conocimiento significa la dependencia y falta de soberanía cultural y científica, que deviene en un alto costo social y económico.

“Nuestros políticos, quienes al final son quienes financian a la universidad, la mayoría sin formación académica muy exquisita, no tienen idea del costo de una universidad en serio ni les interesa el rezago del Paraguay en cuestiones educativas”, aseguró el científico, que sigue investigando sobre cáncer.

equintana@abc.com.py

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