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Algo además interesante, teniendo en cuenta el debate ético que ha rodeado el uso de células madre, es que las células pluripotentes inducidas, conocidas por la sigla en inglés iPS, se obtuvieron de células de la piel tomadas de un hombre de 86 años de edad.
El trabajo lo realizó un equipo del Departamento de Neurociencias de la Universidad de California encabezado por Paul Lu, que lleva años trabajando para demoler la noción de que una lesión de la espina dorsal significa, automáticamente, una parálisis.
Otros estudios anteriores ya habían demostrado que las células madre injertadas se reprograman como neuronas y forman circuitos funcionales en el sitio de la lesión, con lo cual los animales de laboratorio recuperaron en parte la capacidad para mover los miembros afectados.
El estudio actual muestra el potencial que la terapia con iPS tiene para el desarrollo, el funcionamiento y la maduración en períodos más prolongados.
Las iPS son un tipo de células madre que tienen la capacidad de generar la mayoría de los tejidos, y que se derivan artificialmente de una célula que, inicialmente, no era pluripotencial.
La inducción de la capacidad pluripotencial se obtiene mediante la transferencia de genes que provienen de otras células madre.