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Sencillo y agradable, confiesa que 7 Cajas le encantó, cuenta cómo fue trabajar con Almodóvar y habla de Truman, el filme que acabó de rodar con Ricardo Darín.
Javier Cámara decidió tomarse unas vacaciones de descanso y eligió la tranquilidad del Paraguay, donde además de Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia, tiene otros amigos.
“Sí, tenía amigos a los que visitar; era lo suficientemente lejos como para descansar y estar tranquilo”, dice de entrada con una agradable sonrisa para continuar: “Además, me apetecía pasar un fin de año caluroso, calentito, ahora mismo en Madrid está haciendo mucho frío. En la tierra de mi mamá (La Rioja) también está haciendo mucho frío”.
-Pero no habrá pensado que se iba a encontrar con un calor húmedo muy fuerte...
-Me han dicho que no es tanto el calor, pero hoy (miércoles 31) está empezando a hacer calor. Estos días anteriores estuvo muy bien la brisa por la noche, era maravillosa. Pero cada vez que he llegado a Hispanoamérica siempre ha hecho mucho calor. Ese abrazo que me produce la temperatura y el clima siempre como que me calma y me relaja.
-¿Cómo se conocieron con sus buenos amigos Tana y Juan Carlos?
-Nos conocimos en los Premios Goya, pero por sobre todo en Panamá (entrega de los Premios Platino). Yo había visto ya 7 Cajas, me encantó; y surgió la oportunidad de conocerles. Y el primer contacto con Tana fue como si nos conociéramos de toda la vida, y en unos segundos quedamos en tomar un café, luego bajó Juanca y hasta ahora disfrutamos de esa amistad.
-Y a través de esa amistad ahora pudo descubrir la tierra de ambos. ¿Qué impresión le produce el Paraguay?
-La verdad que han sido muy pocos días. Pero me emociona mucho la ternura de la gente. Ante ese castellano que hablamos en España, a veces tan violento, tan duro, y tan seco, es fascinante como la gente se dirige hacía ti aquí. La educación... quizás un montón de formas de hablar que nosotros ya hemos perdido, porque el castellano allá cambia más rápido y de repente, cuando la gente se acerca, escucho expresiones de mi mamá, de mis abuelas, y me da una ternura enorme.
-¿Le gustó 7 Cajas?
-Claro, me encantó. Me encantó, en verdad, lo que pasa es que la parte en guaraní no la entendía mucho, me la tenían que traducir.
-Si tuviera que hacer un balance de toda su carrera, cómo describiría esa rica trayectoria...
-Ha sido fructífera. Han sido muchas películas, muchos directores distintos. Han habido muchos sabores, amargos, dulces, salados. Metafóricamente mi carrera en los últimos años ha sido muy fructífera porque he hecho muchas cosas muy distintas, y he aprendido mucho. Yo solamente cruzo los dedos para que en 2015 en adelante siga creciendo como persona, como actor y disfrutando tanto de esta carrera que me da tantas alegrías.
-Un actor muy versátil. ¿Si tuviera que escoger un rol eligiría actuar en drama, comedia o ficción?
-No lo sé. No tengo ni idea. De verdad que no, no es ninguna pose ni nada, sino que cada vez que me ofrecen algo me involucro al cien por cien. O sea, si confío en ese trabajo, si me gusta algo de lo que he leído, si conecto con algo interesante, si me gusta el director, me ilusiono solo. Ya genero energía positiva para llegar al rodaje y estar creativo, exultante, aportador y me da igual el género, el estilo.
-La gente disfruta del trabajo de un buen actor y lo toma como referente. ¿Cómo es su relación con el público?
-No sé. Tengo una cierta distancia con el público. La gente se acerca y te dice cosas, también pienso que esa gente se acerca con sus problemas y sus idolatrías personales. Le doy una importancia muy justita. No me lo tomo en serio para nada, porque hay gente que te dice sos dios y otra que te dice sos el demonio.
-Se nota que no es de los que creen en la fama...
-En el momento que te creas algo en esta profesión, lo has fastidiado todo, porque cada trabajo es distinto. Te puede servir un poco la experiencia de saber cómo comportarte, de saber cómo ponerte delante de cámaras, pero el alma de cada personaje es muy distinto, la vida de cada personaje es completamente diferente. Tienes que darle a cada momento toda tu energía y toda tu pasión.
-¿Cuál es la última película que rodó?
-Estuvimos rodando en España “Truman”, una película del director Cesc Gay con Ricardo Darín y Dolores Fonzi. Es una película maravillosa que ya estoy deseando verla. Habla de la amistad de dos personas, Ricardo y yo, en el momento que él esta pasando una mala situación en su vida y yo que vivo supuestamente fuera, vengo a visitarle durante cuatro o cinco días. Y son esos cuatro o cinco días de pura amistad. La película es tiernísima, es una comedia muy divertida que está en pleno proceso de edición.
-¿ Proyectos para el año 2015?
-Son promocionar El tiempo de los monstruos, promocionar Truman, y supuestamente hacer algo de teatro, pero todavía no hay nada concertado. Pero me gustaría volver al teatro, hace diez años que no lo hago, porque no he parado de hacer cine y televisión.
-Sueños.
-Seguir disfrutando de la vida, seguir aprendiendo cada día más y seguir teniendo buena salud.
-¿Algún Óscar?
-Ya conseguimos uno con Hable con ella, ya con aquella ceremonia y aquella visita a Hollywood y aquel disfrute de ver a Meryl Streep a veinte centímetros de mí, eso ya me vale.
-Feliz año 2015.
-Feliz año a todo el mundo. Que la gente en Paraguay tenga un año precioso y que el país siga creciendo y sobre todo que la cultura siga creciendo muchísimo y que esas veinte películas paraguayas que se van a estrenar se conviertan en cuarenta. Y que todas trasciendan las fronteras como lo ha hecho 7 Cajas.
–Trabajó con Pedro Almodóvar en tres filmes. ¿En cuál de sus actuaciones se sintió más cómodo?
–Empecé con Pedro Almodóvar en Hable con ella y luego hicimos La mala educación y después Los amantes pasajeros. No sé en cuál me he sentido mejor o peor o he disfrutado más o menos, porque cada día con Almodóvar ha sido una lección de maestro. Y era más la energía que yo podía tener aquel día para darle en que él pedía y exigía.
–¿Es un director muy exigente?
–Él es muy exigente, necesita que el actor esté al ciento por ciento y que todo su equipo esté al cien por cien, porque él está al doscientos por ciento. Y se transforma en sus películas, se convierte en alguien fascinante que es el capitán del barco. Y me ha encantado estar con él en esas películas, disfrutando cada día, aprendiendo mucho al observar cómo es un genio en plena creatividad . Sobre todo entendí que los genios no se ven en los momentos dulces, sino en los momentos complicados donde todo va mal o de repente algo se está torciendo.
–Un creador genial...
–Me acuerdo en “Hable con ella”, durante varios días donde él paraba todo y mandaba que todos se fueran y se quedaba solo y se ponía a mirar y pensar dentro del plató. Yo le miraba por una rendija y me encantaba ver cómo ese hombre estaba solventando los problemas y a la vez haciendo un triple salto mortal para sacar una escena preciosa de donde no la había. Entonces me dio la sensación de estar viviendo con él, momentos de creación y de genialidad y eso me quedó. Y con eso me iría a la tumba.
Javier Cámara Rodríguez nació el 19 de enero de 1967, en Albelda de Iregua, La Rioja, España.
Su debut actoral se dio en 1991, en el teatro con la obra “El caballero de Olmedo”. Luego intervino en “Dígaselo con Valium”.
En televisión empezó en la serie ¡Ay señor, señor!, entre 1994 y 1995. Se dio a conocer al gran público con su papel en las tres primeras temporadas de la serie 7 vidas (1999-2001). En el año 2000 actuó en Lucía y el sexo y después fue llamado por Pedro Almodóvar para trabajar en la película Hable con ella, en 2002, lo que le permitió consagrarse como uno de los actores más populares de España. Hizo La mala educación, con Almodóvar, en el 2004 y en setiembre de 2006 estrenó la cuarta película española más cara, Alatriste, con Viggo Mortensen. En 2011 se estrenó ¿Para qué sirve un oso?, junto a su amigo Gonzalo de Castro. En el año 2012 volvió a trabajar bajo las órdenes de Pedro Almodóvar, en el filme Los amantes pasajeros.
Javier Cámara estuvo nominado en seis ocasiones al Premio Goya, y en 2014 , lo obtuvo con la película de David Trueba Vivir es fácil con los ojos cerrados.
–¿Disfrutó trabajando bajo las órdenes del director Trueba?
–El viaje con David ha sido muy bonito, fue extremadamente fácil. El y yo estuvimos en el desierto de Almería durante casi un mes y recuerdo cada charla, cada noche, cada compartir después del rodaje. Cuando leí el guión de la película me pareció extremadamente sencilla y cuando la hice me pareció extremadamente compleja y cuando la vi me pareció extremadamente bella. No perdí mi capacidad de asombro.