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La obra, dirigida por Víctor Sosa Traverzzi, es como una pieza de relojería que sincroniza la música en vivo con el trabajo de los actores en escena, quienes se alejan de la actuación naturalista para inmiscuirse en el estilo del clown. La música ayuda al espectador a adentrarse en la historia y trabaja con el texto ofreciendo diferentes efectos de sonido.
Violeta Acuña resalta con su interpretación, aunque Sil Villalba y Ruth Sanabria también realizan un buen trabajo en escena.
El texto, inspirado en “Las sirvientas” de Jean Genet, fue adaptado a nuestro lenguaje, pero termina volviéndose un poco monótono hacia el final.
Una propuesta arriesgada, pero que merece ser vista.
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