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Siempre estamos reclamando acerca de las películas de terror. Hay a borbotones y casi todos cuentan la misma cosa . Son como las de “coboy” en los sesenta y comienzos de los setenta. La cartelera estaba plagada de películas de este género pero muy pocas eran buenas. Pero seamos justos, “Un lugar en silencio” no es precisamente una película de terror, con su combinación de ciencia ficción y drama familiar. Es una película que trasciende el género.
Sea el género que sea, es una película muy bien narrada. Krasinski dirige con precisión un filme sobre una familia que vive en un lugar aislado. Son sobrevivientes en un mundo que está dominado por unas criaturas ciegas pero que tienen un agudísimo sentido auditivo. Solo el mayor silencio los puede salvar.
Krasinski es el padre de esta familia. Su esposa, la actriz británica Emily Blunt, es también la esposa en la historia, y luego están los niños; la mayor es una adolescente sorda (Millicent Simmonds, quien realmente es una actriz no oyente), motivo por el cual todos están familiarizados con el lenguaje de señas. Han desarrollado todo un sistema de supervivencia, motivados además por un drama familiar, drama que condiciona las relaciones entre sus miembros. Regan (Simmonds), además de cargar una gran culpa, es una típica adolescente rebelde que desafía sus límites. El padre pone su vida en la protección de su familia y busca no dejar ningún hilo suelto. Pasa horas en el sótano buscando desarrollar un mejor audífono para la chica y ha preparado a sus hijos para los momentos de peligro. La madre, que está esperando otro hijo, se encarga de las tareas del hogar e infundir el cariño y la seguridad necesaria para sus hijos.
Filme corto, de muy pocas palabras, pero con una acción trepidante y con una muy buena utilización del sonido. sferreira@abc.com.py