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Su paso musical por nuestro país fue fugaz, pero lo suficientemente profundo como para dejar su huella en los asistentes.
Stefano Bollani es uno de los nombres que suena fuerte en el mundo del jazz. El miércoles pasado ofreció en nuestro país un concierto gratuito en el Teatro Municipal, en el que cautivó a un público entusiasmado por su propuesta. El pianista no brindó jazz al 100%, pero con su repertorio y su interpretación atrapó sin dudas.
El pianista fue genial desde el inicio, en que ejecutó una composición propia. Uno no podía despegar la mirada de sus manos. Era un disfrute verlo tocar. Además se presentó descontraído e informal, con camisa, jeans, championes, y el cabello atado en una cola. Eso fue parte de su gracia, porque creó un clima en el cual parecía que tocaba en la sala de una casa o en un bar, con absoluta camaradería. Así el público lo quiso enseguida.
Con magistralidad y virtuosismo se paseó por el choro brasileño, un vals polaco, demostró sus aptitudes para el canto, poniendo su voz a algunas canciones, y hasta ofreció una versión libre de “Recuerdos de Ypacaraí”, con mucha improvisación. El piano era como una extensión de su cuerpo, tocaba con mucha entrega y gracia.
En el bis terminó de ganarse al público pues apareció con una hoja y empezó a anotar pedidos de canciones o compositores que el público gritaba desde la platea. Cerró con broche de oro con una gran mezcla de temas de Tom Jobim, Ennio Morricone, Astor Piazzolla, Charles Chaplin, Lucio Dalla y más.
Este tramo fue impresionante, pues no solo enganchó las canciones, sino que utilizaba algunas armonías de base, al tiempo de usar otras como melodía principal. También se valió de sonidos del ambiente, como el llanto de un niño o la tos de una persona, lo que hacía estallar de risa al público. Con una instantánea ovación de pie y una larga aclamación fue despedido Bollani del escenario, por un auditorio absolutamente hechizado.
Fue un lujo la visita de un artista de esta talla, que además sorprendió por su calidez y simpatía. Era una noche como para que el teatro rebosara, ya que el acceso era gratuito. De igual manera, el numeroso público asistente fue afortunado. Ojalá vuelva.
victoria.martinez@abc.com.py