Cargando...
Siendo muy joven, Ciriaco Duarte (1908-1996) se incorporó a las filas del gremialismo en su natal Encarnación, al poco tiempo ya conoció el destierro por sus críticas al gobierno de José P. Guggiari, y luego se formó en el anarcosindicalismo. Participó en la manifestación del 23 de octubre de 1931 donde recibió una herida de bala. Luego de escapar del hospital fue capturado y confinado a la Isla Margarita al norte del país, para luego ser movilizado al Chaco.
Tras la finalización de la Guerra del Chaco, continuó su tarea sindical, que no solo se limitaba a participar de reuniones y organizar a los obreros, sino que editó revistas, folletos y panfletos con el fin de instruir a los integrantes de los sindicatos y a quienes se encontraban en una situación precaria laboralmente hablando. Es por eso que con justicia el autor de la obra se refiere a Ciriaco como el obrero literato, señala Herib Caballero Campos en el prólogo del libro que aparecerá el domingo.
La biografía de Ciriaco Duarte muestra la vida de un hombre de condición humilde, que demostró un alto convencimiento de sus ideales. Un hombre que buscó por todos los medios a su alcance divulgar entre los obreros las ventajas del sindicalismo libre, para de esa forma lograr mejores condiciones de vida.
En la introducción de su obra, José Arce Farina señala que con el correr de los años, tras la desaparición física de Rafael Barrett, otros tomaron su bandera. El sindicalismo fue asumiendo una fisonomía propia, de carácter libertario, que hizo posible la obtención gradual de importantes conquistas para la clase obrera.
Esos intérpretes fueron, entre otros, Ignacio Núñez Soler, Obdulio Barthe, Cantalicio Aracuyú y Ciriaco Duarte. Duarte fue bautizado por Núñez Soler como el “obrero literato”, por dedicarse al oficio de tipógrafo y al arte de plasmar en el papel la realidad de su pueblo.
Ciriaco, desde muy joven, se interesó por la educación sindical prestando una valiosa ayuda a los jóvenes obreros asociados al Centro Obrero Regional de Encarnación, corporación en la que inició su militancia orgánica. Incursionó en el teatro popular y colaboró en un sinnúmero de medios escritos como tipógrafo y en ciertas ocasiones como redactor. De la mano de Cantalicio Aracuyú, líder del Centro Obrero Regional del Paraguay, se adentró en el estudio de la literatura anarquista.