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“Don Quijote” es uno de los clásicos repertorios del ballet. La compañía paraguaya presentó la obra sobre la coreografía original de Marius Petipá, con música de Ludwig Minkus. En este caso el baile fue montado por Miguel Bonnín, y la reposición coreográfica fue de Robson Maia, Preselind López y Alicia Alvarenga.
Algunas compañías internacionales intervienen mucho en la coreografía original, o cambian la estructura de la obra. Hasta introducen cambios bien significativos, y todo esto puede ser algo arriesgado a veces. Pero también presentar una obra del repertorio clásico sin modificar mucho es un desafío, porque la presentación tal cual debe ser intachable.
En este caso es una satisfacción que el BCMM vaya subiendo su nivel de producción, haciendo notar el compromiso con presentar una obra clásica, cuidando todos los pormenores de la puesta inspirada en “Las bodas de Camacho”, un episodio del “Don Quijote” de Cervantes.
En el estreno del viernes pasado, en el Teatro Municipal, una impecable Alejandra Acosta encarnó una Kitri llena de luz y frescura.
La bailarina supo conjugar técnica y emoción con suma armonía. Sus pasos y poses fueron todos de pulcro desarrollo y acabado, llevándose la aclamación del público en cada aparición. A su lado, Anton Joroshmanov lució su experiencia, mostrando ser dueño de una gran pisada escénica.
El ballet como ensamble demostró ese buen nivel que viene cosechando. Hubo un balance de una chispeante energía en todo momento, y cada rol estuvo interpretado con la actitud que esta obra requiere. Teniendo en cuenta lo numeroso de este elenco, fue un disfrute ver cómo ningún bailarín desentonó. Solistas como Abel Rivarola y Giannina Fernández tuvieron también un desempeño celebrado por el público.
Puntos a destacar también son la escenografía y la iluminación. Lo mencionado primero confirma que la compañía persigue superarse puesta tras puesta, ya sea una obra clásica o contemporánea, habiendo visto lo realizado años anteriores. En este caso los detalles fueron bien trabajados, con elementos bastante realistas, ya sea a la hora de transportarnos a un pueblito, a un campo con molinos de viento con movimiento incluido, o a una taberna.
En cuanto a las luces, estas fueron bien dinámicas pues ayudaron a crear los diferentes climas, casi siempre bien cálidos, pero también por momentos oscuros, que transmite esta historia. Finalmente, pero no menos importante, el delicado vestuario sacó a relucir una variedad de atuendos dentro de la estética española.
La obra continúa hoy con funciones a las 16:00 y a las 19:00; y los días 31 de mayo, 1 y 2 de junio. Entradas en venta en Red UTS a G. 30.000 (Tertulia y Paraíso), y G. 50.000 (Platea y Palcos laterales).
victoria.martinez@abc.com.py