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El lugar se encontraba abarrotado de gente. Antes de salir Júnior, alumnos del Instituto Superior de Bellas Artes presentaron obras contemporáneas. La música estuvo a cargo del Conjunto de Cámara del ISBA.
Luego fue el momento más esperado. Ante emocionados familiares, amigos y maestros apareció Júnior. Las lágrimas no faltaron en este fugaz retorno del joven talento.
Con una gran maleta en mano, así como habrán sido sus sueños y expectativas antes de aventurarse a vivir y estudiar en Canadá, entró Júnior y la ovación no se hizo esperar.
De pequeña contextura física pero con unos movimientos que llegan lejos, el artista presentó piezas contemporáneas y clásicas dando muestras de la maleabilidad de su cuerpo. Él se arma y desarma. Transmite esfuerzo y dolor, fuerza y alegría, como habrá sido y sigue siendo su camino.
Luego, compartió con la gente su historia. Tras quedar entre los veinte mejores en el Prix de Lausanne, en Suiza (2012), recibió tres oportunidades y se decidió por la Escuela de Ballet Nacional de Canadá.
Una vez allí, faltando poco para graduarse, tuvo una caída que casi afectó su vida profesional. “Me disloqué completamente el hombro derecho. Volví a Paraguay a hacerme la cirugía y todo era muy incierto. Los profesionales de Canadá me dijeron que había pocas posibilidades de que vuelva a bailar. Igual volví a Canadá, fue una lucha de día y noche por meses, y al final logré graduarme”, contó.
“Lo conseguí con dedicación, propósito, persistencia y mucha perseverancia. Seguramente voy a tener muchas caídas más pero el tema es volverse a levantar, solucionarlo de alguna manera y seguir adelante”, reflexionó.
Al mismo tiempo Júnior audicionó para un puesto en el Canada’s Ballet Jörgen y hoy forma parte de su elenco estable, siendo muestra de que ante todo, pequeña o gran adversidad, nunca hay que rendirse.
victoria.martinez@abc.com.py