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El inicio se dio con el estreno de la Sinfonía Nº 4 “Sortilegio”, creación del homenajeado. Con “El pavor”, “Sortilegio” y “Canto nuevo”, tres movimientos bien diferenciados, esta obra mantuvo al público cautivado. Matices suaves e intensos fueron los logrados por la orquesta, que hizo de este estreno un deleite para la platea, que ovacionó al conjunto, dirigido en la ocasión por Juan Carlos Dos Santos.
La segunda parte comenzó con “Ka’aguýpe”, otra obra de Giménez, con la que los presentes disfrutaron de la música paraguaya, y fue recibida con largos aplausos.
Luego sonó “Yvága rape”, de Julio Escobeiro, que cuenta con arreglos de Giménez, en el que sobresalieron las cuerdas y los vientos. Seguidamente se sumó al escenario y a la orquesta, el Coro Polifónico del Conservatorio Nacional de Música, dirigido por el maestro Benito Román. Con este aporte, las voces sonaron con “Canción para alguna vez”, de Humberto Rubin y Giménez, pieza que gustó mucho al público.
“Tetãgua sapukái”, de Víctor Montórfano y Félix Pérez Cardozo, con arreglos de Giménez, resultó ser luego una de las partes más emocionantes de este homenaje. Los integrantes del coro pusieron mucha energía a su canto. Entre aplausos extendidos, empezó a sonar “Así canta mi patria”, también compuesta por el maestro que en el día recibía un reconocimiento musical de nivel. Aquí participaron la soprano Carolina López y el tenor Marcos Villalba, quienes ofrecieron una conmovedora interpretación.
Para sorpresa del público, Florentín Giménez tomó la batuta para poner broche de oro con “Hallelujah”, de Handel, a una noche que honró a un gran creador de nuestra música.
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