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Tras la celebración de la misa de la Pascua de Resurrección, los sonidos del órgano de tubos abrazaron a los presentes, de la mano del solista Stefano Pavetti, quien tuvo a su cargo música para órgano de las Reducciones Jesuíticas.
Gracias a ese sonido tan característico de las composiciones religiosas se creó al instante un clima sublime. La gente se mostró desde el principio muy interesada y atenta, otorgando largos aplausos a la ejecución de Pavetti.
Al son de “Perdón Oh Dios mío” y “La Virgen de los Dolores” el grupo Estacioneros de Costa Fleitas, de la Capilla Sagrado Corazón de Jesús, de Areguá, marcó especial presencia. El grupo ingresó desde la entrada principal de la iglesia, entonando con mucho ímpetu y fuerza estas canciones, portando cruces y faroles, con la vestimenta que los caracteriza.
Ellos también llevaron enérgicos aplausos por parte de los presentes, quienes quisieron llevarse un recuerdo filmando con sus celulares, ya que la aparición de los estacioneros es algo que sucede más en el interior de nuestro país, y esta vez gracias a esta propuesta, se pudo disfrutar de esa esencia popular en nuestra ciudad.
Seguidamente ingresaron a escena los músicos de Sonidos de Paraqvaria, quienes ofrecieron la Sonata Chiquitana Nº 9. Las voces se sumaron para la Letanía Luterana y para las Tres Antífonas, de Domenico Zípoli, bajo la dirección de Luis Szarán.
El conjunto de voces es realmente hermoso y junto con los músicos, quienes entregan un sonido pulcro e intenso, el ensamble resulta impecable.
El repertorio se completó con Sonata da Chiesa, donde el órgano sonó en manos de Miguel Ángel Santacruz; Salve Regina, de Martín Schmid; Adiós Hijo de Dios Padre, con la intervención de los estacioneros, y Gloria de la Misa de Potosí, de Zípoli.
victoria.martinez@abc.com.py